El Duero desde Castelo de Gaia |
Al sur de Porto, al otro lado del río Duero, se extiende la aglomeración urbana de Vila Nova de Gaia, la tercera de Portugal. En lo alto está Castelo de Gaia, cuyo poblamiento se remonta a la edad del bronce y se prolonga hasta la Edad Media pasando por la romanización. Aún se conservan algunos vestigios de una muralla romana en una extensión algo inferior a los cincuenta metros. Se trata de dos hiladas paralelas en las que el aparejo es de piedras más pequeñas en la parte superior. Con posterioridad la muralla sufrió reconstrucciones.
En la Edad Media, según Bordalo Pinheiro, Gaia sirvió de puerto entre el norte y el sur del país, situándose a sus pies el portus que daría lugar al topónimo Porto actual. El cultivo de la vid fue temprano, pero cuando se llega al siglo XVIII la producción de vino es tal y de tal calidad que la exportación es un hecho. Siguiendo al mismo autor, se sabe que la población de Portuscale se situaba en lo que hoy es Vila Nova de Gaia en torno al siglo VI de nuestra era.
Población de la actual Galicia, en el siglo IX, termina con la ocupación musulmana de la zona y se hace dueña del castillo de Gaia, y ahora es cuendo la historia se torna leyenda: el rey Ramiro I organizó una expedición a la villa de Portucale en busca de su esposa adúltera, la reina Gaia; el rey vence al moro, destruye el castillo y mata a Gaia ahogándola en el río Duero.
Lo que sí sabemos es que Portucale fue reconquistada en 868 por Vimara Peres, pasando Gaia a depender de la diócesis de Coimbra; en el siglo XII, con la construcción de la catedral de Porto, pasará a depender de esta. Pero los problemas no termina aquí: el castillo de Gaia fue destruido por la población cuando la mujer castellana de Aires Gonçalves se hizo con el poder de la fortaleza, exigiendo desde ella todo tipo de obligaciones a los habitantes. Contrariamente a lo que ocurriría en el siglo XV en Galicia, que muchas fortalezas fueron reconstruidas después de las guerras irmandiñas, en este caso el castillo permaneció en ruinas como tesmonio de la ira popular.
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