miércoles, 7 de noviembre de 2012

El castillo de Ereñozar


En el norte de Vizcaya, cerca de Gernika, en medio de bosques y prados, se encuentran los restos del castillo de Ereñozar, en el monte del mismo nombre, a más de 400 metros sobre el nivel del mar. Siempre se ha dicho que Castilla era tierra de castillos y de ahí su nombre, y lo cierto es que hay que entender el topónimo en su sentido amplio, comprendiendo el señorío de Vizcya, la llanada alavesa, los condados de Lanjarón y los demás terrotorios del norte de España donde nació la Castilla que luego extenderá su influencia hacia el sur.

Para estudiar el poblamiento altomedieval nada mejor que localizar los castillos en función de los cuales se establecía la población, bajo su protección o para sufrir los desmanes de los señores y guerreros. En este sentido se está llevando a cabo la excavación en la cumbre del monte Ereñozar, de la que se tienen constancias documentales sobre la existencia de un castillo.




Existía un castillo -eso está claro- en el siglo XIV, el cual sirvió de refugio a los que sufrieron el asedio del rey Alfonso XI de Castilla. Es un episodio más de la lucha entre la aristocracia guerrera y la institución monárquica por su hegemonía y que se extiende por poda la Edad Media. Cuanto mayor fuese el poder centralizador del monarca menor el poder de la nobleza y viceversa. No obstante la fábrica del siglo XIV no tiene por que ser la primera, y de hecho parece haber otra que se remonta al siglo IX. Del castillo han aparecido piedras labradas con aparejo de mampostería, desde el cual se controlaría el acceso por el valle de Urdaibai. Los especialistas dudan sobre si se trató de un castillo estable o de una fortaleza ocasional que cumplía sus funciones en unos momentos y no en otros, además de la relación entre el castillo y la población próxima de Ereño, que podría haber existido en función de la fortaleza o no.


Los trabajos arqueológicos llevados a cabo ha puesto de manifiesto una necrópolis medieval y puede que una iglesia que ocuparía el lugar de la actual ermita. Parece que la necrópolis fue utilizada en momentos distintos con algunas interrupciones, pues las formas de los enterramientos así lo delatan. Se han encontrado varias monedas cuya datación corresponde al siglo XIII y la cubierta de una sepultura con una cruz formada por triángulos unidos por uno de sus ángulos y toda ella inscrita en un círculo. 

Muy cerca la cueva de Santimamiñe, con pinturas rupestres paleolíticas, en el barrio de Basondo, y también cerca el bosque de Oma, donde el artista Agustín Ibarrola ha intervenido con mucha originalidad.

Ver: http://www.qark.es/portal/proyectos/51-repoproyectos/99-el-castillo-de-erenozar-bizkaia

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