domingo, 30 de septiembre de 2012

Forte de Lovelhe


En las proximidades de Vila Nova da Cerveira, frente a Goián, se encuentra el complejo del Forte de Lovelhe, dominando desde un alto el río Miño y la frontera con España (Galicia). Se trata de un poblado que se remonta a la época del hierro, aunque han aparecido algunos restos de época paleolítica. Posteriormente fue ocupado en época romana y en la edad media.

En una colina al margen del río, se aprecia que se trata de una terraza fluvial, al este de la cual pasó una antigua calzada romana que algunos identifican por el topónimo Breia. De la edad del bonce se ha encontrado una sepultura en la Quinta da Água Branca, hasta que la colina fue ocupada por una comunidad en el siglo I antes de Cristo con la finalidad de explotarla agrícolamente: la tipología de su sistema defensivo a permitido a los expertos calificar el lugar como "castro agrícola".

Un silgo más tarde se construyen las primeras obras romana, para continuar en los siglos siguientes (II y III de nuestra era). Algunas construcciones son hoy visibles: una villa del bajo imperio que perduró hasta la ocupación sueva y luego visigoda, consrvándose algunos sillares almohadillados y mosaicos. Luego fue construída otra villa de tipología semejante reutilizando los materiales, lo cual ha sido corriente en otros muchos lugares, y cuya cronología se ha establecido en la alta edad media. 

El siglo XVII es el de su destrucción, pues en la colina se construyó el Forte de Lovelhe en relación con los conflictos bélicos entre las monarquías portuguesa y española. La fecha de la construcción del fuerte se ha establecido en 1662: una fortaleza con baluartes en la que han aparecido muestras de las antiguas ocupaciones: cerámicas de la edad del hierro, de época romana (sigilata itálica, sud-gálica, hispánica, clara, Late Roman C, campaniense, de paredes finas "bracarenses", paleocristianas, comunes pintadas, etc.

Colina del Forte de Lovelhe
Al norte de Vila Nova da Cerveira, la colina está demasiado separada de las primeras montuosidades al sur, no aptas para la defensa de la frontera. Sobre el mismo río Miño, hoy hay un puente que lo cruza, apenas rozando el lado sur del recinto fortificado, lugar quizá idóneo para estar poblado desde tiempos muy remotos, testimonio de lo cual son los restos y construcciones encontradas.

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