In vino veritas |
Bebio Marco, Plinio el viejo, su sobrino Plinio el joven, Druso, Vespasiano... vivieron bien. No muchos años en algunos casos, pero formaban parte de esa clase privilegiada que podía instruirse y usufructuar la riqueza y el poder. A Bebio Marco, procurador en la Bética, dirige Plinio el joven una carta en la que le dice "me agrada en extremo que leas las obras de mi tío". Plinio el viejo había sido padre putativo de Plinio, muriendo con la erupción del Vesuvio. Una de sus obras fue Sobre el lanzamiento de jabalina a caballo", que escribió cuando era prefecto de las tropas de caballería. Otra obra suya fue Sobre la vida de Pomponio Segundo, uno de sus amigos. También es el autor de Guerra de Germania, de la que Plinio el joven dice nos habla de "todas las guerras que hemos sostenido con los germanos. La empezó cuando servía en Germania, aconsejado por un sueño: se la apareció, mientras dormía, la sombra de Druso Nerón". Este había muerto en Germania, a donde había sido enviado por el emperador Augusto. Druso fue hermano del emperador Tiberio, padre de Germánico y del emperador Claudio.
Otra obra citada por Plinio de su tío es Hombres letrados, en los que "educa y forma al orador desde los comienzos". En la obra De la expresión ambigua, escrita durante el reinado de Nerón, las cosas no pintaban bien para los que, como Plinio el viejo, publicaba "todo tipo de trabajos literarios algo independientes y elevados". En la carta se cita también la obra más conocida: Historia Natural, "obra extensa, erudita y no menos diversa que la misma naturaleza".
Habla Plinio sobre su tío que "defendió causas durante algún tiempo... murió a los cincuenta y seis años y... pasó la mitad de su vida distraído y ocupado en cargos de muy alta responsabilidad y en la amistad de los príncipes". Al parecer Plinio el viejo "empezaba a lucubrar en las fiestas de Vulcano" (el 23 de agosto) hasta altas horas de la noche; era de sueño muy "presto" y "antes del alba se dirigía ante el emperador Vespasiano" que, por cierto, moriría el mismo año que él. En verano se hacía leer un libro recostado y a salvo del sol; luego tomaba un baño frío, tomaba un bocado y se quedaba dormido. Más tarde trabajaba hasta la hora de la cena y después de ella le leían un libro del que tomaba notas.
Todo ello -dice Plinio el joven de su tío- "en medio del bullicio de la ciudad", dejando el estudio solo cuando se bañaba, pero una vez enjuagado, "mientras era enjabonado y frotado, escuchaba o dictaba algo". Cuando se trasladaba por Roma "era transportado en litera" para poder así dedicarse a la lectura y a escribir. Cuando fue procurador en Hispania (pretor ad ius dicendum en la Tarraconense) también tomó notas de todo cuanto observaba y leía. "Cuando algunos me llaman estudioso a mí" -dice Plinio el joven- "ni me comparo con él, soy muy holgazán". Hasta ese punto admiraba a su tío y lo encomiaba ante su amigo Bebio Macro, a quien recomendaba "realizar algo parecido movido por un afán de emulación".
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