viernes, 28 de septiembre de 2012

Masonería y enseñanza


Aunque los masones franceses siempre fueron una minoría, se empeñaron durante el siglo XIX en difundir la instrucción a las clases populares para restar la influencia que la Iglesia ejercía en las parroquias. Estas ideas fueron asumidas también por los republicanos y por los socialistas. Como esa labor exige recursos el empeño tiene todavía más mérito. La ciudad francesa de Mulhouse es un ejemplo de actuación de la masonería en la instrucción de la infancia y la juventud. Otros casos son los de Lyon, Dunkerque o Estrasburgo.

En algunas poblaciones se establecieron cursos nocturnos para alumnos que trabajaban, mientras la derecha política francesa, para combatir esto, votó en 1850 la ley Falloux, que establecía la enseñanza primaria y secundaria. Con ella el clero podía establecer sus centros educativos y adoctrinar a la infancia y la juventud, pero a los profesores de esos centros no se les exigía más que un certificado, mientras que a los centros laicos se les exigía que su profesorado fuese universitario. El golpe de estado dado por Napoleón III paralizó la obra de los masones y republicanos, pues no estaban las cosas para arriesgar mucho, pero con la liberalización política del régimen en torno a 1860 volvieron a surgir escuelas y centros de formación para los hijos de las clases trabajadoras. Curiosamente esta etapa será de mayor florecimiento de esta labor que los primeros años de la III República francesa, dominada, como se sabe, por los monárquicos.

El ministro Víctor Duruy, historiador y docente, no pudo llevar a cabo todo su programa porque no se lo autorizó el emperador Luis Napoleón, pero es el creador en Francia de la escuela laica secundaria donde se enseñaron lenguas extranjeras; dotó a estas escuelas de recursos para mejorar la calidad de la enseñanza y quiso convertirla en obligatoria y gratuita sin conseguirlo. 

El masón Ernesto Hendlé, junto con otros, luchó para que se estableciese la separación entre la Iglesia y el Estado en la enseñanza, lo que se conseguiría bastante más tarde en la ley de 1905 con el socialista Aristide Briand. Según Andre Combes, en 1874 fue admitido en la logia presidida por Massol, Los émulos de Hiram (el mítico constructor del templo de Salomón), Manuel Vauchez, y en 1875 Jules Ferry, Emilio Littré y Honorato Chavée fueron iniciados en la logia La Clemente Amistad en presencia de republicanos y masones como Leon Gambetta y Luis Blanc.

Jules Ferry, como burgués de su tiempo, fue un imperialista convencido, pero es uno de los grandes reformadores de la enseñanza en Francia, y su experiencia masónica le fue útil para comprender e impulsar el laicismo y el librepensamiento en la docencia. Por su parte Jules Simon, ministro de Instrucción Pública con Thiers, quiso que se estableciese la enseñanza obligatoria, pero tuvo la oposición de la mayoría monárquica. Cuando los republicanos ganen las elecciones en 1877 y luego en 1881, será el momento de las grandes reformas escolares. Muchas de las cosas que discutimos hoy, y que todavía no están logradas, fueron ya inspiradas, conseguidas en parte, extendidas por los masones, republicanos y socialistas en la Francia del siglo XIX.

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