jueves, 20 de septiembre de 2012

Freixo de Espada à Cinta


Antes de que el Duero se adentre en Portugal, frente a las poblaciones españolas de Vilvestre y Saucelle, en la provincia de Salamanca (comarca de las Arribes del Duero), se encuentra la portuguesa Freixo de España à Cinta, camino, más al sur, de Figueira de Castelo Rodrigo. Topónimos complejos, evocadores, llenos de historia y tipismo.

Los vecinos de Freixo todavía trabajan la lana en sus talleres artesanos y la Cámara Municipal se ha hecho eco fundando un Centro de Artesanato, sede de la Asociación para el estudio, defensa y promoción de la artesanía de Freixo de Espada à Cinta. Patria chica de Guerra Junqueiro, poeta de la tierra que desarrolló su labor en la segunda mitad del siglo XIX. Autor de "Os Simples", se muestra anticlerical, actitud casi obligada entre la intelectualidad de la época, muestra de lo cual es su obra "Pátria".

No hay una seguridad absoluta sobre el nombre de la población: siendo el freixo un árbol, la leyenda habla de que la villa fue fundada por un primo de San Rosendo, de apellido Feijao, el cual, siendo de clase hidalga, llevaba de costumbre una espada al cinto. Pero también se habla de un personaje pendenciero que, enfrentado a los musulmanes en la alta Edad Media, les habría vencido con solo llevar la espada en su cinto. No se acaban aquí las posibilidades, pero no deja de llamar la atención que la influencia de Rosendo, obispo galaico y fundador del monasterio de Celanova, haya llegado tan lejos en siglos tan lejanos.

Excelentes vistas se pueden tener desde los miradores de las Alminhas, camino del Duero; el de Penedo Durâo, al borde mismo del río; o el de Colado, en dirección norte respecto a la villa. Relieve abrupto, pelado, con matorral propio de un clima mediterráneo continentalizado, encajado el Duero entre las peñas, marcando los meandros, raya que separa dos estados que -dice Otero Pedrayo- cuando la recordamos, sorbemos as lágrimas. En una de las calles de Freixo se puede visitar la Casa da Cadeia, hoy museo, obra del siglo XVI que fue prisión en otros tiempos. La iglesia románica (en la fotografía) con dos gruesos contrafuertes en la fachada, no quiso quedarse sin el detalle filigranesco del gusto manuelino: su puerta es un ejemplo notable de ello.

En dirección sur, a 43 kilómetros y una hora de viaje, se llega a Figueira de Castelo Rodrigo, con su monasterio de Santa María de Aguiar, pero entonces ya habremos pasado a la Beira Alta desde Tras-os-Montes y Alto Douro. Los cistercienses fundaron aquí su cenobio, del que destaca la iglesia de tres naves y en cuyo exterior lo más interesante es una de las fachadas laterales.

Portugal es un pequeño país en extensión, pero recorriendo su geografía pueden verse los paisajes más variados y los pueblos más diversos: aquí estamos en las montañas del nordeste, más al sur la Serra da Estrela, pero al oeste la Beira Baja, las planicies del Bajo Alentejo, la sierra extremeña portuguesa formando el espinazo occidental, los valles del Duero y sus afluentes, las verdes montuosidades de Minho...



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