¿Por que Canadá es hoy un amplísimo estado territorial? ¿Por que Estados Unidos permaneció unido hasta y desde que sus colonos llegaron al Pacífico? ¿Por que Brasil no se dividió tras la independencia de la metrópoli portuguesa? Las únicas colonias que se dividieron tras la independencia de España fueron las que desde México hasta Argentina y Chile hoy conocemos como repúblicas hispanoamericanas.
Una de las explicaciones que se han dado a este fenómeno es la gran distancia meridiana que ocupaban las colonias españolas en América, desde California y Texas hasta la Tierra del Fuego, con pueblos que no se conocían entre sí y con culturas muy particulares y diferenciadas. Los colonos británicos y franceses, más tarde sus herederos, no tuvieron más que poblar -o dejar despoblado- un inmenso territorio al oeste y al norte del río San Lorenzo. Las colonias británicas de Norteamérica constituían un territorio relativamente pequeño en relación a la gran extensión de las colonias españolas, además allí la mayoría de la población era de origen inglés, pues pasar más alla de los Apalaches no se creyó conveniente hasta después de la independencia. Podríamos decir que había una cierta homogeneidad entre los colonos que poblaron las tierras próximas al Atlántico norteamericano. En el caso de Brasil, Portugal había fundado ciudades solo en la costa, en un territorio relativamente reducido, y cuando un miembro de la casa real portuguesa, Pedro, da el "grito de Ipiranga", no hace sino cumplir con los deseos de los hacendados brasileños, la mayor parte criollos y solo unos pocos mestizos. No hubo, en el caso de la monarquía española, ningún miembro de la familia real que huyese a América para hacerse reconocer rey de aquellas amplísimas colonias.
La historia no entra en futuribles, por lo que no tiene sentido especular sobre si hubiese dado o no resultado el intento de una monarquía que mantuviese unidos los territorios españoles de América, aunque inexorablemente independientes. Fueron muchos los núcleos de resistencia a la ocupación española en América: Caracas, Buenos Aires, México, pero también Santiago, Guayaquil y los seguidores de Artigas en lo que luego sería la República Oriental del Uruguay (entre otros). El particularismo hispanoamericano se explica por las diversas circunstancias que se dieron en cada zona: en lo que hoy es Perú la oligarquía fue más bien realista (reticente a la independencia); en México solo desde Iturbide se habla de independencia, pues los movimientos de Hidalgo y de Morelos son más bien sociales; quienes tienen claro el objetivo de la independencia son Miranda, Bolívar, Sucre, O'Higgins, San Martín, Rivadavia y otros. En la provincia de Buenos Aires aún estaba por decidir si de allí nacería Argentina o varios estados; la cordillera andina parece que delimitó muy bien el espacio chileno para los criollos de aquellas tierras; los intentos de unión Mesoamericana fracasaron ante el individualismo de los líderes que se hicieron con pequeños territorios; Panamá es el resultado de la rapiña de empresarios nortemericanos, no de la voluntad de ningún pueblo, que se vio segragado de Colombia; la Nueva España, luego México, constituye un ejemplo de unidad conseguida a duras penas, hasta que el imperialismo del norte le arrebate buena parte de los territorios que habían sido colonizados por españoles. El caso del Caribe obedece a otro contexto histórico, como se sabe.
Las particularidades culturales de zapotecas, mayas, toltecas, aztecas, incas, aymarás, quechuas, taironas, chibchas, araucanos, pampas, patagones, guaraníes, taínos, tehuelches, mapuches, muiscas... eran evidentes, por más que estos pueblos indígenas y otros muchos no fueron los que reclamaron la independencia, sino los ricos hacendados criollos de las ciudades y los campos americanos, descendientes de españoles o europeos en general, la verdadera burguesía económica de la América del momento. Cuando España se ve invadida por el ejército napoleónico y las autoridades hispanoamericanas ven peligrar su "independencia", los más avispados ven llegado el momento, en ocasiones pergeñado desde hacía tiempo, en otras consecuencia de la coyuntura exclusivamente. El caso es que no fueron posibles unos "estados unidos de América Latina", como escribiera Simón Bolívar, quizá con Miranda y Martí los dirigentes de más talla intelectual de todos los que protagonizaron la independencia.
En cuanto a los pueblos indígenas, inculturizados unos, manteniéndose muchos con sus culturas ancestrales, vivían en el valle del río Magdalena, en las altiplanicies de los Andes y de México, en las costas y montañas de Mesoamérica, en Patagonia, en lo que luego llamamos La Pampa, en las regiones australes de Chile, en las penínsulas del istmo americano o en encajados valles separados, por su propia naturaleza geográfica, unos de otros.
Mantener Canadá unido fue relativamente fácil (por más que desde hace décadas exista una corriente independentista en torno a Quebec): unos 2 habitantes por kilómetro cuadrado; la expansión homérica de Estados Unidos hacia el oeste fue más difícil, a costa de las comunidades indígenas y a la par del avance ferroviario (aún así se dio una guerra de secesion); otras tierras fueron colonizadas de forma planificada (townships) y el caso de Brasil queda explicado con facilidad. Pero ¿quien une la vasta extensión de tierras con accidentes geográficos en todas direcciones que las compartimentan y que albergan a tantos pueblos desconocidos unos para los otros? ¿Quien vence el particularismo de los caudillos criollos en su lucha contra la metrópoli española? El mismo San Martín, después de su entrevista con Bolívar en Guayaquil, abandona la empresa y deja que lo hecho continúe por sus propias fuerzas. Fuerzas centrífugas que han configurado el conjunto de repúblicas iberoamericanas.
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