Cuando los europeos se habían acostumbrado a las especias que se traían de Asia, y la oposición de los turcos otomanos lo impidió a partir de mediados del siglo XV, tal comercio era tan importante que hubo que buscar nuevas rutas: hacia el oeste y bordeando África.
Pero muchos siglos antes, los habitantes de Mesopotamia ya utilizaban especias como condimentos para sus comidas, pues no solo les daban mejor sabor, sino que servían de desinfectantes. Las fuentes en escritura cuneiforme en lengua acadia han revelado sorprendentes avances en esta materia, y puede decirse que los sumerios, acadios y otros pueblos de Mesopotamia, por lo menos desde el siglo XXIV antes de Cristo, sazonaban sus comidas, por lo que un cierto refinamiento se había hecho sitio y no solo en los palacios cortesanos.
Las especias de las que nos hablan las tabillas de barro cocido son muy variadas: comino negro y blanco, menta, coriandro, cañaheja, semillas de berro, mostaza, sésamo, hinojo, cuscuta, sal y aceite, obteniéndose ésta del lino y del sésamo. El comino es una hierba con un tallo finísimo y múltiples ramificaciones, cuyo fruto de descompone en trocitos o en polvo. El coriandro es otra hiberta con hojas y flores; la cuscuta es una planta parásita, generalmente de color amarillo.
Además del siglo XXIV antes de Cristo (época de florecimiento de Akad) se documenta también el uso de especias dos siglos más tarde en Ur y su área de influencia (durante la tercera dinastía de esta ciudad). Los alimentos sazonados eran el pescado, el queso, la sopa, la carne y las bebidas, sobre todo el vino y la cerveza. Como en Mesopotamia está acreditada la agricultura desde 7000 antes de Cisto aproximadamente (poco después que en algunas regiones de Anatolia y Palestina) aunque la agricultura sistemática fue adaptándose lentamente, en el tercer y segundo milenios ya se encontraban plantas cultivadas para obtener especias. La sal parece que se utilizó más tarde, pero con seguridad durante el primer milenio antes de Cristo.
Las ciudades de Mari, Susa, Ur, Uruk, Umma, Larsa, Nippur, y luego más al norte, siguiendo los valles de los ríos Tigris y Éufrates, conocieron la condimentación de comidas muy variadas y estamos a la espera de que análisis de plantas fosilizadas añadan más información sobre esto, porque lo que aquí decimos procede de fuenes escritas en cuneiforme. J. Bottéro, D. Begidian, E. Ebeling y Julia García Lemberg son algunos de los especialistas que han estudiado este aspecto.
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