Al oeste del Ática se encuentra Megara, en la entrada occidental a la bahía de Eleusis, dejando al sureste la isla de Salamina. En Megara gobernaba el tirano Teágenes, al que intentó imitar Cilón en Atenas, habiendo llegado éste a arconte (estamos en torno al año 632 antes de Cristo). Cilón intentó un golpe de estado tomando la acrópolis con la ayuda de soldados de Megara y nobles atenienses, pero fracasó -al parecer- ante la oposición del pueblo. El cabecilla consiguió escapar, pero sus seguidores fueron ejecutados por orden del arconte Megacles I, uno de los Alcmeónidas, siendo expulsado por no ser clemente, pues había prometido no cometer tal acción.
Libre ya Atenas, volvió a sus problemas de siempre, "dividida el Ática en tantas partes cuantas eran las diferencias del territorio: porque la gente pastora o de las montañas -dice Plutarco- era inclinada a la democracia; la de la campiña propendía más a la oligarquía; y los litorales, que formaban una tercera división, estando por un gobierno mixto y medio dentre ambos, eran un estorbo para que venciesen los unos a los otros. Entonces fue también cuando la disensión entre los pobres y los ricos llegó a lo sumo... tanto que parecía que solo podía volver de la turbación a la tranquilidad y al sosiego por medio de la dominación de uno solo: porque el pueblo todo era deudor esclavizado a los ricos; pues o cultivaban para éstos, pagándoles el sexto, por lo que les llamaban partisextos y jornaleros; o tomando prestado sobre las personas, quedaban sujetos a los logreros, unos sirviéndoles, y otros siendo vendidos como de condición forastera. Muchos había que se veían precisados a vender sus hijos, pues no había ley que lo prohibiera, o a abandonar la patria por la dureza de los acreedores. La mayor parte y los más robustos se sublevaban, y se exhortaban unos a otros a no mirar con indiferencia semejantes vejaciones; sino más bien elegir un caudillo de su confianza... obligar a que se hiciera nuevo repartimiento de tierras, y mudar enteramente el gobierno".
Cuenta Plutarco que Solón estaba fuera de dichas banderías y extremos, pues ni era rico ni pasaba necesidades como los pobres, por lo que fue llamado para que se pusiese al frente de Atenas. Y según Fanias de Lesbos, prometió a los pobres el reparto de tierra y a los ricos la garantía de sus créditos. Fue entonces elegido arconte "a satisfacción de los ricos por ser hombre acomodado; y de los pobres por la opinión de su probidad". Según Solón, "la igualdad no engendra discordia, y acomoda a ricos y pobres", esperando unos dignidad y virtud y otros número y medida. A tal punto tenía Solón apoyos que hubo quienes le pidieron se constituyera en tirano y otros "no rehusaban que uno solo, tenido por el más justo y más prudente, se encargara del mando".
Unos le decían que hiciese como Tinondas, que había sido elegido tirano por los de Eubea; o como Pitaco, que había sido elegido por los de Mitilene, a lo que parece Solón contestó: "Sí, muy buena posesión es la tiranía; pero no tiene salida". (A la derecha, kuros de Sunion, finales s. VII-principios s. VI a. de C.).
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