Los ejércitos napoleónicos estuvieron tan solo seis meses en Galicia, pues se trata de una región periférica que no interesaba estratégicamente al emperador en su camino hacia Madrid (donde ya estaban los franceses en 1808) y hacia Portugal. Este país sí sufrió la embestida francesa desde Galicia. González Zúñiga, participante en la guerra, relata que "en 1º de Enero de 1809 llegó a la ciudad de Astorga el Emperador, y advirtiendo que el ejército inglés se retiraba hacia Galicia, mandó en su seguimiento al general Soult que comandaba la vanguardia de su ejército. Moore llega a la Coruña el 11 de Enero, y no pudiendo preparar el embarque de sus tropas hasta el 16, en la tarde de este día, estas fueron atacadas por las de Soult, las que después de haberse defendido con bastane valor, se embarcaron con la pérdida de 800 hombres, contándose entre ellos el general Moore que murió atravesado de una bala de cañón". (A la izquierda, el general inglés Moore).
Es entonces cuando Soult se dirige a Portugal pasando por Santiago, Caldas y Pontevedra, y fijando su cuartel general en Porto. El 20 de enero de 1809 se vio por primera vez en Pontevedra una partida de la caballería francesa procedente de Santiago en misión de observación, pero se retira posteriormente. Cuando Soult pasó por Pontevedra camino de Portugal dejó en la villa una guarnición de caballería e infantería que ahora sí tenía intención de ocupar el territorio, sobre todo asegurar las comunicaciones con el resto del ejército francés en Galicia. Esta guarnición quedó bajo las órdenes de Ney. El comandante de la misma se alojó en la plaza de Teucro, y desde allí se dispuso al control sobre las parroquias de la villa y su alfoz. Este control implicaba la exigencia de "ganados, granos, forrajes y dinero para sustentarla", y esto fue lo que motivó el levantamiento de los habitantes de Poio, Cotobade, Caldevergazo, Montes y Xeve. La respuesta francesa fue establecer destacamentos de caballería en Borela, San Xurxo de Sacos y Tenorio. (Abajo, la plaza de Teucro en Pontevedra).
Al primer levantamiento popular siguió el de los paisanos de Quireza, Cuntis, Campo Lameiro y Fragas. Más tarde Caldas, Cambados, Vilagarcía, Sanxenxo, Cangas, Marín y o Morrazo. González Zúñiga dice que los paisanos estaban armados "de escopetas, fusiles, chuzos, hoces, hazadas y palos, mandados y capitaneados por el Sr. Patrón de Millarada el escribano de la parroquia de Aguas Santas..., el juez merino de Cotovad...", lo que habla de que la resistencia al ejército francés en Pontevedra fue obra, esencialmente, de la población civil y más concretamente de la gente rural, por lo menos en los primeros momentos, entre los que se encontraban vecinos de Bora y Marcón.
Lugares donde se produjeron enfrentamientos fueron Bora, Tenorio, las puertas de Santa Clara, la Peregrina y el puente del Burgo. Esta primera batalla fue favorable a los locales, pero no así la segunda, pues los franceses contaron con refuerzos que llegaron desde Pontesampaio, pereciendo el improvisado caudillo D. Jacobo Varela y otros pontevedreses. Zúñiga dice que "esta mortandad no solo se lamentó por la población rural que circuye esta ciudad, sino que también la deploraron los vecinos que habitaban dentro de sus muros", lo que prueba que la mayoría de los combatientes era gente del campo.
Más tarde un militar profesional se hizo cargo de la defensa de Pontevedra: D. Pablo Morillo, que se presentó en Redondela. Se le unieron guerrilleros de Soutomaior, Cotobade, Caldevergazo, Taboadelo, Xustáns, Tourón, Mourente, Marcón y Vilaboa. La victoria volvió a ser para los franceses, hasta que en junio de 1809 se dé la batalla de Pontesampaio, que ha quedado inmortalizada en el monumento que se eirigió a los héroes que vencieron a los franceses. Poco después, estos abandonan Galicia.
(Monumento a los héroes de Pontesampaio, en Pontevedra)
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