El nombre del título se lo debo al periodista Manuel Rivas, que publicó un artículo en "El País" el 7 de octubre de 2011 (páginas de Galicia). El que una entidad bancaria, que procede de la fusión de dos Cajas de Ahorro, y que ahora ha sido intervenida por el Estado ante la situación de insolvencia que presenta, ha levantado un revuelo y una indignación generalizada (salvo en los protagonistas de los que hablaremos) por las remuneraciones millonarias que se han llevado por no trabajar, es decir, no se trata de reconocer una labor muy especializada, de una vitalidad incuestionable, con unos resultados excelentes; no: se trata de remuneraciones a unas cuantas personas por dejar de trabajar e irse con los bolsillos llenos. Uno de ellos, conspícuo conferenciante que pasaba por no romper un plato, 16,5 millones de euros. No sabemos que dirá su correligionario Gayoso, que también se ha embolsado una buena cantidad de dinero sin que los poderes públicos hayan hecho nada por corregir este vicio. Se trata de dinero de los ahorradores, de los accionistas, muchos de ellos con capitales pequeños resultado de años de esfuerzo y trabajo.
He aquí los nombres de los incompetentes que han hundido CaixaNovaGalicia hasta el punto de que ha tenido que ser intervenida por el Banco de España: José Luis Pego se ha retirado con una indemnización de 10,8 millones de euros; Gregorio Gorriarán con 7,5 millones de euros; Javier García Paredes con 5,3 millones de euros; Óscar Rodríguez Estrada con "solo" 700.000 euros y el más listo de todos, José Luis Méndez, conlos citados 16,5 millones de euros. Por su parte, Julio Fernández Cayoso, que tuvo en Caixavigo una carrera fulgurante a partir de su puesto de contable, no queriendo recordar más aquellos años de trabajo, blindó a unos dieciocho directivos incompetentes y se cubrió las espaldas él mismo con un sueldo millonario. ¡Viva el patriotismo!
Ahora -informa la prensa- decenas de clientes reclaman contra NovaCaixaGalicia al no poder acceder a sus ahorros, pues invirtieron en productos opacos aconsejados por directores de sucursales bajo la dirección de los señores Méndez y Gayoso, que todos podemos ver en la fotografía de este artículo. Algún ahorrador se ha expresado de la siguiente manera: "no puedo recuperar mi dinero y lo necesito ya".
El señor Fernández Odóñez, máxima autoridad del Banco de España, que ha pontificato a diestro y siniestro durante años, no ha cumplido con su principal obligación: vigilar la solvencia de las entidades bancarias y de las cajas de ahorro. Ha preferido convertirse en oráculo y de nada le ha servido al país.
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