Que Catilina fue un conspirador no cabe dudarlo. Que fracasó ante las invectivas de Cicerón, tampoco. Pero la opiníón historiográfica sobre Catilina se ha dejado llevar por los que estuvieron en el poder durante el siglo I antes de Cristo en Roma, por los que deseaban que no hubiese cambios en un sentido "democratizador" y por los que deseaban que la tradición y el conservadurismo prevaleciesen: Cicerón y el Senado.
De triunfar la conspiración de Catilina ¿que hubiese sido de la República romana? No podemos saberlo, pero lo cierto es que el Estado romano de la época era un conjunto de ambiciones, luchas, traiciones, abusos, corruptelas y demás vicios políticos. Sila fue un ejemplo. Pompeyo y César otros dos. En primer lugar, en el último siglo de la República las provincias habían aumentado su importancia respecto a Italia y cada vez estuvo más clara la división del poder: por un lado los asuntos extranjeros y la guerra, en manos de jefes militares (luego a alguno se le llegaría a llamar "princeps") y por otro, la administración interior en manos de los órganos tradicionales (el Senado esencialmente).
Existían quienes, no contentos con esto, exigían una reforma radical, mientras que el gran teórico del momento es Cicerón, defensor de la constitución tradicional. Como suele suceder, en Roma el nuevo régimen no nació de una concepción "a priori", sino por la fuerza de los hechos. Los líderes deseaban tener mando en el ejército en un momento en que este lo era todo. Contra esta situación etuvo Catilina, aunque sus aspiraciones y ambiciones eran más complejas. Incluso el propio Cicerón se mostró transigente con las aspiraciones de César y de Pompeyo (contrapuestas) ante el temor de la revolución por él más temida: la de Catilina. Y de hecho parece que el descalabro de Catilina descartó la revolución social. Si esta interpretación es correcta (y de ella se hace eco León Homo, "Las instituciones políticas romanas. De la ciudad al Estado", 1958) Catilina habría sido un animador de dicha revolución, es decir, de los cambios necesarios según quienes no estaban dispuestos a soportar la corrupción y las luchas intestinas de la República romana.
Catilina me ha parecido siempre un personaje interesante. La cantidad de tensiones e intereses contrapuestos de la época hace de ella una de las más apasionantes, llena de luces y sombras... ¿Tal vez como la nuestra? Un cordial saludo.
ResponderEliminarGracias por dejar tu comentario en mi blog. Conozco el tuyo, verdaderamente importante. Creo que último siglo de la Repúbica es "ejemplar" para conocer ciertos comportamientos humanos en el campo de la política. Un saludo.
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