Rodin es quizá el escultor decimonónico más importante. Si no lo fuese es el más espectacular, y en todo caso fue un gran artista no solo por la originalidad de su obra sino por su abundante producción. Su trabajo fue puesto en cuestión, pues se le acusó de utilizar cadáveres para el vaciado de sus obras, asunto que hoy parece superado en favor de Rodin; su vida personal estuvo marcada por la inestabilidad y la emoción; tenemos a un personaje que participa del gusto renacentista, del romanticismo, del impresionismo; es un escultor genial y único en su siglo.
Se le encargó lo que ahora conocemos como Puerta del Infierno para el Museo de Artes Decorativas. Se inspiró en la "Divina Comedia" y, quedando inconclusa, empleó en este tragajo treinta y siete años, casi repartidos por igual entre finales del siglo XIX y principios del XX. Se ha dicho muchas veces que si se la compara con la Puerta del Paraíso de Ghiberti, en esta encontramos el orden clásico, mientras que en la Puerta de Rodin está el desorden de la tensión y drama humanos. Este drama se expresa también en sus gigantescas dimensiones: más de 6 metros de altura por 4 de anchura, lo que da al amasijo de figuras un aspecto realmente infernal. Casi doscientas figuras se amontonan en posturas distorsionadas, sin respetar canon alguno salvo el ingenio expresivo del artista, donde encontramos, en la parte superior a "El Pensador" de frente, que luego Rodin esculpiría independientemente.
El bronce empleado da a la composición un realce si cabe aún mayor en cuanto al dramatismo de la representación, inspirado Rodin seguramente en el arte manierista de Miguel Ángel, pero donde los cuerpos aparecen más descarnados que en el escultor italiano. Lienzos, personajes suspendidos, algunos en un resalte no conocido hasta entonces en el relieve; otros, desnudos, agitados o colocados fuera del marco, tumbados unos, retorcidos y en escorzos violentísimos; toda la obra invita a una reflexión sobre los límites del arte que muy pronto plantearían los vanguardistas plásticos del siglo XX. Algunas figuras están "incompletas", otras simplemente esbozadas, dando con ello una impresión parecida a la que habían conseguido Monet, Renoir y otros en sus pinturas.
Admirado Rodin por el republicano Gambetta, quizá esto le abrió el camino para ser admitido oficialmente cuando lo que el escultor estaba proponiendo era una total transgresión de las normas académicas.
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