En las últimas elecciones municipales celebradas en España, el candidato a la alcaldía para la ciudad de Vilagarcía de Arousa del Partido Socialista, no consiguió los resultados a los que aspiraba, por lo que le correspondía quedarse como concejal en la oposición. Pero una vez que prometió en la campaña electoral a la población que se esforzaría por esto y lo otro, que tenía ciertos proyectos ilusionantes, que tomaría estas y aquellas medias que mejorarsen la situación de partida, optó por dimitir y refugiarse en el Parlamento de Galicia, donde ocupaba un escaño como diputado habiendo permanecido, hasta la fecha, inédito.
Tal actitud no es solamente desleal con el electorado, sino una farsa que no se debe consentir, pues se trata de un juego a dos cartas para luego quedarse con la que al candidado más le interese. Todo con tal de no volver a ocupar su puesto de trabajo, cumplir un horario, someterse a una disciplina y obedecer a un jefe. Este tipo de políticos es de los que no interesan. Creo que la sociedad necesita políticos honestos, que sean fieles a lo que dicen en una campaña electoral, que no ambicionen posiciones de ventaja, que no mientan en definitiva.
El personaje en cuestión es el que figura en la fotografía de arriba. Tómese buena nota -si se quiere- no para represaliarlo, pues no se trata de eso, sino para que se corrijan estas prácticas en el futuro y exijan responsabilidades a quienes deban; al interfecto en primer lugar.
Verdad, Verdadera...
ResponderEliminarUna vez más, totalmente de acuerdo...
Como... para no indignarse...
¿Y les llamamos políticos?
Son farsantes...