jueves, 3 de noviembre de 2011

Judíos en España (III)

Algunas de las acusaciones a los judíos que aparecen en las fuentes, según José Mª Monsalvo Antón, son: perfidia, deicidas, ceguedad intelectual, terquedad religiosa, usureros, practicar oficios viles, avaricia, mendacidad, satanización, hechicería, profanación, infanticidio...

Los judíos fueron expulsados de Inglaterra en 1290 y de Francia en 1306, pero no de forma definitiva. Una importante pregunta es ¿por que surgió el antijudaísmo en la Europa medieval? El autor citado nos habla de la conflictividad social que se fue acentuando durante la baja Edad Media, de la que sería víctima propiciatoria el judío; las diferencias culturales, pues los judíos nunca renunciaron a sus formas de vida más o menos diferenciadas de la sociedad cristiana; la incertidumbre espiritual en unos siglos, sobre todo el XIV, en el que las muertes masivas por la peste negra habían hecho que comunidades enteras vieran en ello un castigo divino: es la época de los cristos sangrantes, de los sepulcros en el arte, de las procesiones de disciplinantes... Los cambios económicos con el desarrollo del comercio a larga distancia y el auge urbano arruinarían a los que no se adaptaron y enriquecerían a los más vivos o capacitados para hacer trampas; también la afirmación de la identidad colectiva entre la mayoría y la búsquedad de cierta seguridad psicolótica. 

Pero lo cierto es que el cristianismo había surgido en el seno de la tradición mosaica. Fueron los Padres de la Iglesia los que suministraron los argumentos en la Edad Media para propagar la idea de la superioridad del cristianismo. Al ponerse este al lado del Imperio romano se impuso al judaísmo. Hasta el siglo XI lo que se combatió fue el judaísmo bíblico, pero a partir del siglo XII se descubre "intelectualmente" el Talmud por el cristianismo y se le hace la crítica correspondiente. 

Pablo de Tarso había apelado a la conversión final de los judíos (Romanos, 11) y las tesis de Agustin de Hipona fueron que los judíos tenían una razón de ser, un sitio en la sociedad cristiana, pero a partir del siglo XII esto será cuestionado, sobre todo a partir de los estudios bíblicos de algunos frailes. Fueron intelectuales y políticos, profesores, hebraístas, predicadores y misioneros los que practicaron un celo militante que sin duda influyó -en mayor o menor grado- en el cambio de mentalidad. Luego los judíos fueron expulsados de Italia y Alemania a lo largo del siglo XV por razones materiales y de oportunismo político; también por un cierre ideológico que se da en esta centuria (no olvidemos que los Reyes Catolicos darán el edicto de expulsión en 1492). En este siglo, en Castilla, la monarquía se apropia de la idea de la unidad de la fe, y no interesa solo esta, sino la ortodoxia; la heterodoxia había sido un medio de contestación social, por eso fue temida por las autoridades: "el usurero robaba a Dios porque jugaba con el tiempo, que era patrimonio de Dios".

Si a ello añadimos que la teología en la Edad Media era omnicomprensiva, tenemos el resto: se ocupaba de sentar doctrina sobre el dinero, sobre la propiedad, sobre el trabajo, pretendía explicar el mundo físico, las relaciones sociales y económicas, la acción humana en su integridad. La Iglesia fue protagonista fundamental en el antijudaísmo y la legislación antijudía en materia segregacionista fue elaborada fundamentalmente por iniciativa de la Iglesia al principio, y sin perjuicio de lo que hemos dicho sobre Pablo de Tarso y Agustín de Hipona, ya en la tardoantigüedad (Tertuliano) se habían escrito textos antijudíos; es más, la teología católica fue construyéndose en confrontación al judaísmo, contando con la ayuda de los conversos. En el siglo XII fue un converso el principal antijudío: Pedro Alfonso; otro fue Pedro el Venerable.

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