Joseph Pérez, hace ya tiempo, señaló que en la sociedad medieval hispana hubo tolerancia hacia los judíos por parte de las elites e intolerancia por parte del pueblo llano. Cuando se habla de convivencia en la Edad Media no quiere decirse que no hubiese conflicto y este era provocado por unos y por otros (la mayoría sería más responsable ya que se sabía con ventaja) pero no era universal el odio: hubo matrimonios mixtos, amistades, tratos comerciales y otras relaciones. La propia minoría judía estaba interesada en la discriminación legal, pues a veces era positiva. Esto ha sido objeto de mucha discusión, pero lo cierto es que las aljamas decidían asuntos sobre la comunidad judía que no podía decidir la mayor parte de la población cristiana.
Los judíos no podían ser asimilados por la mayoría cristiana sino como vasallos, pero -dice Carlos Barros- vasallos del rey, aunque los reyes delegaron a veces el poder sobre los judíos en señores y eclesiásticos. En este sentido pueden ser interesantes las obras de Benito F. Alonso, "Los judíos en Orense" (siglos XV al XVII) Boletín de la Comisión de Monumentos de Orense, II, 1904; Gran Enciclopedia Gallega (voz judíos); José Ramón Onega, "Los judíos en el reino de Galicia", Madrid, 1971; y Anselmo López Carreira, "Os xudeus de Ourense no século XV", Boletín Auriense, XIII, 1983.
La tesis de que en Galicia no existió la conflictividad entre cristianos y judíos como en otras partes solo se sostiene en la medida en que en Galicia las comunidades judías fueron menos numerosas. La sinagoga de Ourense fue asaltada en 1442 por parte de la familia noble de los Cadórniga, es decir, no se trató, en este caso, de un motín popular antisemita. También hubo agresiones y saqueos a los judíos en Ribadavia en 1386 por parte de las tropas extranjeras del duque de Lancáster, aspirante el trono castellano.
El Ordenamiento de Alcalá (1348) limitaba la capacidad de comprar de los judíos, pero de forma distinta al norte del Duero que al sur, existiendo mayor permisividad en el primer caso, pues había menos peligro de que los judíos se enriquecieran. En una obra de Alfredo Cid Rumbao ("Historia de Allariz", Orense, 1984) se pone de manifiesto la falta de referencias a los judíos en el fuero de Allariz del siglo XII, y ello se debe a que la judería no existe hasta principios del siglo XIII. Esto mismo explicaría por que no se cita a los judíos en el fuero de Ribadavia (s. XIII) lo que preocupó a S. Eiján en su "Historia de Ribadavia...".
La sinagoga de Ourense, por su parte, estaba integrada en la ciudad y rodeada de casas habitadas por cristianos en el siglo XV (X. Ferro Couselo, "A vida e a fala dos devanceiros", II, Vigo, 1967). El concejo transigía con la aljama aunque no permitiera manifestaciones de anticristianismo. También hubo violencia nobiliar contra la sinagoga de Ourense en 1442: el caballero Pedro Díaz de Cadórniga robó dinero y agravió a la población, destruyó la sinagoga mientras que el concejo salió en defensa de los judíos, lo que llevó a obispo a cartigar al noble. Buena labor económica llevarían a cabo los judíos en la ciudad gallega. También tuvo problemas la familia Cadórniga con el provisor y el cabildo en 1440 y 1441, hasta el punto de que Ruy Díaz de Cadórniga será ajusticiado en 1450 por agravios al obispo de Ourense, y Pedro Díaz de Cadórniga muere en 1459 estando preso en la cárcel de la catedral.
Si la conflictividad en Galicia fue menor que en otras partes de España se deberá -como señalé antes- al menor número de judíos en sus villas y ciudades, pero hubo conflictividad y sobre todo nobiliaria en algún caso. El carácter periférico de Galicia -y no solo en el sentido geográfico- quizá merezca nuevos estudios sobre este tema.
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