sábado, 19 de noviembre de 2011

Diodoro relata la batalla del Gránico


Justo en ese momento el hermano caído, Resakes, tras cabalgar en su contra, descargó con su espada en la cabeza de Alejandro golpe tan peligroso que abrió el casco y tocó levemente la piel: cuando Resakes se disponía a otro golpe en la misma zona hendida, Clito, llamado el negro, luego de hacer avanzar su caballo contra él, cortó la mano del bárbaro... Memnón de Rodas y el sátrapa Arsamenes tenían el flanco izquierdo con sus propios jinetes; luego de éstos, se formó Arsites con los jinetes de Paflagonia y, después, Espitrobates, el sátrapa de Jonia, al mando de los jinetes de Hircania; el ala derecha la mantenían mil medos, los dos mil jinetes que iban con Reomitres y otros tantos de bactrianos; el centro lo mantenían los jinetes de otras naciones, que eran muchos en número y escogidos por su virtud...

Diodoro Sículo es un griego que nació en Sicilia y vivió en el siglo I de nuestra era, por lo que estuvo al servicio de los intereses romanos. Su obra está agrupada en la que se llamó después Biblioteca Histórica, donde encontramos narraciones y valoraciones de muy diversas épocas, entre otras del reinado de Alejandro. En la lucha de este contra los persas, tradicionales enemigos de los griegos y a quienes estos conocían como medos, uno de los episodios fue la batalla del Gránico, que se dio en el año 334 antes de Cristo. El Gránico es un pequeño río que desciende desde el monte Ida, en el noroeste de la actual Turquía, hasta desembocar el mar de Mármara. Es una zona llana y baja, antes de empezar las elevaciones y mesetas de la Turquía interior.
Los personajes que cita Diodoro son históricos, habiéndolos recogido de fuentes anteriores. Asombra el acopio de medios que se pusieron en práctica por parte del rey persa, aparte de las exageraciones en cuanto a número de soldados y muertos en que suelen incurrir los autores antiguos para engrandecer así el mérito de Alejandro. La lucha no fue entre griegos y persas sin más; al servicio de estos hubo griegos como Memnón de Rodas, aliado con el sátrapa Artabazo II, que gobernaba Frigia. Al Gránico había desplazado el rey persa a soldados de Plafagonia, en la costa sur-central del mar Negro; a los de Hircania, al sur del Caspio; a los que mandaba el persa Reomitres y a los soldados reclutados en Bactria (o Bactriana), una región montañosa que comprendía las llanuras entre el Hindu Kush y el Pamir. Los oasis del desierto que se forma al abrigo de aquellas alturas habían forjado esforzados luchadores, acostumbrados a mil penalidades. 

Cita Diodoro a Clito, llamado el negro por su cabellera, más oscura de lo normal entre los griegos, el cual salvó la vida a Alejandro. Años después este le daría muerte con su propia lanza tras una discusión en la que Clito acusó al encumbrado Alejandro de engreído, temerario y ambicioso. Paradoja y destino muy común entre quienes se dedican a la guerra, pues tras su etapa de juventud ¿que otra cosa hizo Alejandro sino guerrear?

(Llanura por donde discurre el río Gránico)

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