El valle de Tempe está al este de Tesalia, muy encajado en ocasiones y al norte de Lárisa. Por el valle discurre el río Peneo, quedando al norte el monte Olimpo y al sur el monte Osa. Hay un gran contraste: el primero puede estar nevado, pero es menos común en el segundo, totalmente deforestado y afectado por una clara influencia mediterránea. A orillas del Peneo está Gonnos, antigua ciudad que ya cita Homero en la Ilíada. A poco de entrar en el siglo II a. de C. se produjo una feroz batalla entre el ejército romano y sus aliadas, algunas ciudades griegas, contra el macedonio Filipo V, llamado el "querido de la Hélade". Por lo que se ve no era igualmente querido por todos, y si hubiese vivido siglo y medio antes se hubiese encontrado con la oposición tenaz del orador Demóstenes.
Poco después del encajamiento del río en el valle de Tempe, aquel desemboca en el Egeo. El antigónida se enfrentó con su ejército en Cinoscéfalos, no lejos de los parajes de que hablo aquí, en el año 197 a. de C. y al serle adversa la batalla, tuvo que huir a Tempe, pasando primero por Gonnos. Algunos historiadores han registrado que esta batalla marcó el fin de la hegemonía macedónica en Grecia, aunque todavía faltaría la toma de Corinto por las legiones romanas, a mediados del siglo II a. de C., para que la Hélade se pueda ir convirtiendo en una provincia romana.
Filipo había combatido con éxito a los dardanios (para los macedonios, bárbaros) que tenían una monarquía asentada más o menos desde el siglo IV a. de C. Nunca quedaron sometidos del todo al imperio macedonio de Filipo, pero sí serían integrados en el romano a finales del I a. de C. Ocupaban un territorio superior a la actual Kosovo y se puede decir que tuvieron una organización política superior a la de otros pueblos no helenizados.
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