domingo, 1 de enero de 2012

Epidamno en el origen de la guerra


Epidamno es una antigua ciudad griega que se encuentra en costa de la actual Albania, poblada en el siglo V antes de Cristo por algunos taulantes (bárbaros de la Iliria), corcirenses y corintios, relativamente alejada de las pólis griegas clásicas.

Generalmente se suele simplificar diciendo que la guerra que enfrentó a los atenienses y sus aliados (Liga de Delos) y los espartanos y los suyos (Liga del Peloponeso), durante los últimos treinta años del siglo V a. C., se debió a la hostilidad entre aquellas dos importantes potencias militares. Este es el teatro de operaciones, es decir, las bases para el enfrentamiento estaban dadas, pero ¿hubiera estallado el conflicto si no se hubiese dado el episodio de Epidamno?

Un conflicto interno en la ciudad de Epidamno produjo la chispa que desencadenaría la guerra, sin que podamos decir qué hubiese ocurrido de no darse aquel conflicto en Epidamno, ciudad que gozaba de un momento de prosperidad y donde se dieron las condiciones para que la población se deshiciese de la minoría que acaparaba la mayor parte de la riqueza. Esta minoría se alió con pueblos comarcanos (bárbaros para los griegos) con el objeto de volver a dominar en la ciudad, por lo que los habitantes de ésta acudieron a los de Corcira en busca de ayuda, considerando que de ella procedían la mayoría de los antepasados de Epidamno. Corcira no quiso involucrarse en el asunto. (Véase abajo la situación de Epidamno en relación a la isla de Corcira, más al sur).

Los de Epidamno enviaron entonces una delegación a Delfos para consultar al oráculo, y tal consulta consistió en si debían entregarse a los de Corinto (otra ciudad de la que se sentían descendientes). El oráculo así lo aconsejó, desconociendo las consecuencias que traería su ligereza. Así se hizo: Corinto recibió la demanda y tomó como su propia causa la de los de Epidamno, pues tenía a esta ciudad tan suya como los de Corcira, que era entonces la más rica de Grecia -según relata Tucídides en su "Guerra del Peloponeso"- y confiaba en sus grandes fuerzas navales "y en la fama que tenían cobrada ya los Feacios, sus antecesores".

Los corintios "enviaron por guarnición a la gente de los Ampraciotas y Leucadios... por tierra fueron a Apolonia, pueblo de los corintios... [y] navegaron para allá con veinticinco naves, y poco después con lo restante de la armada. Los desterrados de Epidamno acudieron a los corcirenses explicándoles su antigüedad en aquella ciudad, lo que les daba derecho a regresar si no se lo impidiese la población que la habitaba. Es entonces cuando Corcira, "con cuarenta naves, tomando consigo los desterrados como para restituirlos en su tierra con algunos de los ilirios, asentaron su real delante de la ciudad" y declararon por enemigos a los de Epidamno. Por un estrecho "llamado Istmo, pusieron cerco... para combatirla".

Los corintios dispusieron su ejército y rogaron a los megarenses que les acompañasen, los cuales les dieron ocho naves bien aparejadas, "y la ciudad de Pale de los cifalenios dio cuatro, y los de Epidauro, siendo rogados, les dieron cinco; los hermioineos una, y los trecenos dos; los leucadios diez, y los ampraciotas ocho. A los tebanos y a los filasios pidieron dineros, y a los eleos solamente los cascos de las naves y dinero. Y de los mismos corintios fueron dispuestas treinta naves y tres mil hombres" (relata Tucídices).

Entonces, y solo entontes, es cuando entra en escena Esparta: los corcirenses enviaron embajadores con los de Lacedemonia y de Sición a Corinto para negociar. Que se nombrasen jueces en el Peloponeso, que se consultase al oráculo de Apolo en Delfos... nada dio resultado. Los corintios "no accediendo porque tenían sus naves a punto... enviaron un trompeta a los corcirenses que les denunciase la guerra: alzaron velas del puerto con setenta y cinco naves y dos mil hombres de pelea, y navegaron derechos...". Llegaron al cabo de Actio, donde hay un templo de Apolo; los de Corcira enviaron un barco mercante para cortarles el paso al tiempo que entregase un mensaje... pero no hubo esperanza de paz, dice Tucídides en la obra cidata. 

Ochenta naves tenían dispuestas los corcirenses, que salieron al encuentro de las de Corinto, las desbarataron y vencieron. Los corcirenses, después de esta victoria, "pusieron trofeso en señal de triunfo en el campo de Leucima, que está en el cabo de Corcira, y mandando matar a todos los cautivos que prendieron, solamente guardaron en prisión a los corintios; otros volvieron a sus casas. Luego las naves de Corcira se hicieron dueñas de la mar y, "navegando para Léucade, colonia de los corintios, la robaron y destruyeron", otro tanto hicieron en Cilene, "donde los eleos tenían sus atarazanas, porque habían socorrido a los corintios". (A la derecha, ruinas de la antigua Corinto).

Entonces comenzarán los parlamentos de unos y otros con las autoridades de Atenas, única en quien se confiaba para poder desnivelar la balanza en un sentido o en otro, pero décadas más tarde la gran ciudad griega sufriría la derrota más terrible que conoció su historia. (En el mapa de arriba, véase la isla de Corcira (o Corfú), al oeste de Grecia; Epidamno se situaba más al norte, en la misma costa; Corinto en el centro de la Grecia europea).

2 comentarios:

  1. todavia existe ????

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  2. Si entiendo bien tu pregunta te refieres a que si existe Epidamno: es la actual Dirraquio, en la costa albanesa. Los albaneses están orgulloss de ella por su antigüedad. Un saludo.

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