Recientemente ha publicado un artículo Juan Gabriel Tokatlian en el que habla de la proclividad de los Estados a poner por delante la "seguridad nacional" a la seguridad individual, sobre todo la jurídica, es decir, aquella que permite a cada cual saber que está dentro de la ley sin temer represalia alguna.
Desde el 11 de septiembre de 2001 -dice Tokatlian- los tres poderes del Estado en USA (en menor grado el Judicial) están obsesionados por recortar los derechos individuales en favor de la "seguridad nacional". A esto llama el articulista "postlegalidad", como si hubiésemos entrado en una nueva etapa en la que la legalidad pregonada y asentada a base de esfuerzos durante dos siglos, hubiese pasado de moda. Los poderosos son capaces de tergiversar el sentido de la ley con triquiñuelas de sus poderosos abogados, son capaces de utilizar los medios de comunicación a su favor, que se pliegan en algunos casos a cambio de estipendios, son capaces de aparentar inocentes cuando están manchados hasta los huesos.
Ver a personajes imputados por delitos graves aparecer en los medios de comunicación mintiendo abultadamente, no es infrecuente. Por parte de los Estados hay una obsesión por la gendarmería ante el exterior y por la escasa rendición de cuentas hacia el interior: "la postlegalidad.
Cornelio Léntulo, llamado por apodo Sura, "hombre principal en linaje", siendo cuestor se benefició largamente de los caudales públicos, y como le fueran pedidas cuentas en el Senado romano, "presentándose con altanería y desvergüenza, dijo que no estaba para dar cuentas". A continuación se levantó la toga y enseñó la pierna, como los muchachos en la antigua Roma cuando hacían una trampa jugando a la pelota. Hoy tenemos muchos que, ante las acusaciones de que son objeto, optan por "enseñar la pierna".
No hay comentarios:
Publicar un comentario