viernes, 6 de agosto de 2021

Renoir, Sorolla y otros

 

                                                                  Obra de Ramón Casas

Se trata de una exposición en Pontevedra donde lo que menos hay es de los pintores del título, pero no deja de tener interés porque, sin embargo, pone de manifiesto el papel de la mujer en la pintura entre finales del siglo XIX y principios del XX.

Las mujeres representadas son, generalmente, burguesas en actitud de descanso, leyendo, desnudos, practicando deporte (lo que solo era concebible entre las acomodadas), pintando al aire libre, en la playa, asistiendo a espectáculos en el teatro, en cafés o acompañadas de sus esposos u otros hombres, en el palco para asistir a una corrida de toros; la mayor parte de las veces se trata de mujeres jóvenes.

Una mujer sentada, obra de Rusiñol, contrasta con la imagen hierática de otra obra suya, una joven representada de perfil, junto a un espejo que refleja parte de su rostro y la figura del pintor. En este caso se trata de un óleo sobre lienzo de 1894 (100 por 81 cm.) que se encuentra en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Teniendo en cuenta que el autor nació en 1861 es obra de un Rusiñol todavía joven.

Algunos de los cuadros expuestos son de Ramón Casas, con su peculiarísimo estilo (una mujer burguesa), pero también hay otras obras que representan mujeres humildes (una gitana, una pastora o mujeres en la playa). De Casas se ha seleccionado una obra donde se representa a una mujer asomada a la ventana. Junto a estas pinturas destaca una mujer desnuda en bronce, obra de Gargallo, de mediano formato. Contrariamente a su predilección por el vacío, en este caso la mujer es compacta e incluso rolliza, en actitud pudorosa.

De Renoir destaca una obra titulada “Mujer e hijo en el campo”, de inconfundible factura con los colores cálidos y muy mezclados, mucho menos conocida que las escenas bulliciosas con la gente divirtiéndose en el baile o junto a un río.

Se exponen obras de Isidre Nonell, que también cultivó el dibujo, en el que el tema de la mujer se repite: su “Cabeza de gitana” fue pintada en 1906, siendo el autor aún joven. Es un óleo sobre lienzo de 54 por 46 cm. que se encuentra en el Museo Español de Arte Contemporáneo, en la ciudad universitaria de Madrid desde la década de los setenta del pasado siglo. Su obra “La Paloma”, representando a otra gitana, muestra la pincelada rápida y superpuesta con colores obscuros y el rostro de perfil reflejando nostalgia o pesar.

Más joven que los citados es Benjamín Palencia, del que se expone un desnudo, cuando sus preferencias son los paisajes, urbanos y rurales, con ensayos en diversos estilos, en algunas ocasiones bajo la influencia de Cézanne.

De Sorolla hay expuestas cuatro obras, la más llamativa (y quizá de mejor calidad) es una de pequeño formato donde se representa una escena de playa, pero también un desnudo femenino y una mujer sentada.

Algunas obras representan tenuemente el realismo declinante, otras están en la línea del impresionismo; las de Casas y otros representan escenas plácidas de la vida burguesa, bien conocida por el autor citado en la Barcelona de su tiempo. En esta exposición se produce un gran contraste cromático: la luminosidad, los rojos y amarillos por un lado, las escenas campestres por otro, pero también la soledad, la melancolía, la ociosidad de ciertos personajes, el desgarro o, al menos, la angustia, la tristeza de esas mujeres humildes, de esas gitanas.

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