lunes, 9 de abril de 2012

Convento de San Marcos (León)


Obra de principios del siglo XVI, se alargará hasta el XVIII, pues como otras muchas de gran envergadura, su coste hizo que se interrumpiese y se la añadiesen partes en momentos muy distintos. 

En el solar que ocupa hubo un antiguo hospital de peregrinos (León se encuentra en el Camino de Santiago) que fue donación real del siglo XII. En el siglo XVI se derribó aquel edificio y, por orden de Fernando el Católico, se construyó la obra renacentista que hoy conservamos, si bien también el barroco se hizo notar en la fachada. Cabe distinguir dos partes: el convento (más parece un palacio) y la iglesia, ésta con características del gótico tardío, lo que es común en España, donde los primeros edificios renacentistas mantuvieron elementos del gótico (veáse la iglesia del convento de San Esteban de Salamanca). 

Nave de la iglesia
Frente a la fachada se encuentra la plaza de San Marcos, que no siempre tuvo la amplitud actual. Dividida la fachada en dos cuerpos, en el extremo izquierdo (según el espectador) se levanta una torre y en el derecho la iglesia, quedando la puerta principal y la peineta sobre ella descentrada. Esto es consecuencia de las diversas etapas constructivas. Una serie de maestros intervinieron en las obras: Pedro de Larrea, Martín de Villarreal, Juan de Orozco, Juan de Badajoz "el Mozo" y, como escultor, Juan de Juni.

No puede negarse que estamos ante una obra del renacimiento plateresco español (con las salvedades que luego apuntaremos): la decoración es muy abundante e incluso minuciosa: medallones y estatuas que exaltan la monarquía de Carlos V, motivos jacobeos y personajes del mundo clásico. La iglesia se comenzó en el año 1531: tiene planta de cruz latina y consta de una sola nave en sentido longitudinal. El crucero da acceso a un claustro y a la sacristía. En la portada de la iglesia se representan relieves de la Crucifixión y el Descendimiento de la cruz (éste se atribuye a Juan de Juni). El claustro fue realizado entre los siglos XVI y XVIII, decorándose también con medallones por Juan de Badajoz. La torre de la iglesia está inacabada.

Calle central barroca
Volviendo a la fachada, el espacio central donde se encuentra la puerta fue remodelado en estilo barroco, por lo tanto es posterior al siglo XVI, y así mismo la parte izquierda de la fachada -hacia la torre- que es obra del siglo XVIII, pero con absoluto respeto y fidelidad a la obra renacentista del XVI. Estamos, pues, ante una obra singular por su magnificencia, por su monumentalidad y envergadura, pero también por las vicisitudes de su construcción en un largo tiempo. Los elementos decorativos la hacen única. Véase que en el cuerpo inferior algunas arcadas tienden al apuntamiento, mientras que en el superior -más noble y más decorado- los vanos son adintelados. La crestería sobre el edificio es de tradición gótica y la calle central, sobre la arcada de medio punto, es claramente barroca, incluída la peineta en la que se ha abierto un rosetón gótico. 

Parece como si en esta fachada, en la iglesia y en el claustro, varios siglos de la arquitectura española se fundiesen: dominando el renacimiento, no podemos olvidarnos de la deuda con el gótico y tampoco los elementos barrocos (sobre dodo en el centro) que se añadieron en el siglo XVIII.  

La peineta sobre la portada



El Santiago Matamoros en la portada

Medallones y otros detalles decorativos en el cuerpo inferior

No hay comentarios:

Publicar un comentario