Vista de Molinaseca (León) |
Al este y sur de Ponferrada se encuentran dos de los pueblos más emblemáticos de El Bierzo, comarca leonesa donde se puede oir hablar un dialecto del gallego o dialecto astur-leonés. Limitando al oeste con Galicia, el relieve es montouoso e incluso agreste en ocasiones, como se puede comprobar en el pueblo de El Acebo, siguiendo la carretera hacia el este que conduce desde Ponferrada y Molinaseca. En una desviación se encuenta la pequeña aldea de Compludo, y en sus inmediaciones un martillo pilón de los que se usaban antes para dar forma al hierro incandescente, aprovechando los rápidos de un río montañés. La captación de agua en la herrería se hace mediante la chapacuña o estacada que permite su embalsamiento.
Molinaseca está en uno de los ramales del camino de Santiago, de lo que se han hecho eco los nativos, que han erigido una estatua al peregrino. En la otra parte del pueblo está el puente medieval que pasa sobre el río Meruelo, de aguas frías por la procedencia de las montañas. Su calle principal, que se configuró antes aún que la propia villa como paso de los peregrinos, permitió ir orillando las casas que daban cobijo, alimento y curación a los aventurados hacia Santiago de Compostela. Cuenta con dos grandes iglesias, una de ellas dedicada a San Nicolás, tiene una torre de planta cuadrada en cuya parte superior, con sillares labrados regularmente, se nota el estilo herreriano.
En verano se despliegan las mesas para los turistas en las plazas y calles de Molinaseca, en una de las cuales se levanta una mansión con escudos empotrados en sus esquinas. Otras casas más modestas muestran las balconadas de madera adornadas con profusión de flores, porque el Bierzo, aunque con matices comarcales, tiene un clima tórrido en verano, sobre todo en lo profundo de los valles, donde se pueden cultivar las más variadas frutas. Casas, en fin, con fuertes puertas arqueadas y muchas de ellas reconstruidas en los años de la bonanza económica. En uno de los extremos del pueblo un "cruceiro" como los que se pueden ver en Galicia, precisamente allí donde se producen cruces de caminos.
Por carretera tortuosa, bien desde Molinaseca o desde Ponferrada, se va en dirección sur a Peñalba de Santiago, a donde llegaron, sin este nombre aún, los mozárabes que construyeron la pequeña iglesia que es joya de dicho estilo cristiano-musulmán. Los arcos de herradura muy pronunciada sobre finísimas columnas, el interior sobrio, los muros de mampuesto, y alrededor el pequeño caserío que ahora se adorna con algunos restaurantes para todo tipo de gentes.
El pueblo queda aislado algunos días del año, cuando la profusión de las nieves, pero también cuando las tormentas veraniegas arrastran con sus riadas la tierra removida y la vegetación quemada de los incendios forestales. Distinto este aislamiento del que eligieran los eremitas que formaron lo que se llama la Tebaida berciana, y de la que Peñalba será seguramente su centro. Cerca, uno de los monasterios más sobresalientes de entre los que no suelen conocerse por quienes no se apartan de las grandes rutas.
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