A principios del siglo XVIII
nació en Nancy, Nicolás-Sébastien Adam, un escultor que siguió con el gusto
barroco hasta extremos propios de los más exagerados de dicho estilo. La época
de esplendor de Nancy fue durante los siglos XVI a XVIII, por lo tanto Adam
pudo asistir a los acontecimientos urbanísticos y artísticos que la ciudad le
ofrecía. Una de sus obras más notables es el “Prometeo encadenado”, en mármol
(1762) que se encuentra en el Museo de El Louvre, donde el titán que entregó el
fuego a los mortales trata de liberarse del castigo infligido por Zeus.
La obra de arriba forma parte de
un jarro monumental realizado entre 1742 y 1745, que se encuentra en el Museo
Metropolitano de Arte de Nueva York. Es obra en mármol y se trata de un detalle
de una alegoría del otoño. En la parte superior del vaso se representan bustos
en relieve de personajes rodeados de pámpanos y racimos de uvas, mientras que
en dos lados opuestos, en la parte inferior del jarrón, estos carneros de
poderosa cornamenta e indefinida faz.
El clima artístico animó a Adam a
dedicarse a la escultura, pues su padre y sus hermanos también lo hicieron. En
Nancy todavía se conserva, muy elegante, la casa de los Adam, donde vivieron
parte de su vida. Se nota que se trataba de una familia más que acomodada,
incluso rayana en la aristocracia sin título, lo que valió al joven Adam a ser
seleccionado para realizar una de sus obras más sobresalientes: la tumba de
Catalina Opalinski, esposa del rey de Polonia y Lituania, Estanislao, en dos
períodos distintos durante el primer tercio del siglo XVIII. La tumba se
encuentra en la iglesia de Nuestra Señora en Nancy, una muestra más de sus
relaciones con la aristocracia de la época.
No hay comentarios:
Publicar un comentario