Montepulciano es una población
estirada sobre la ladera de una colina. Una larguísima calle conduce, por dos
de sus lados, a la Plaza Grande,
donde se encuentra el Palacio Nobili Tarugi, obra de mediados del siglo XVI
cuyo diseñador fue Tommaso di Pietro Boscoli, alumno de Antonio de Sangallo el Viejo. Boscoli fue, además de
arquitecto, escultor, lo que era normal en el Renacimiento, y trabajó con
Andrea Ferrucci cuando joven, más tarde con Miguel Ángel.
Como tantos otros edificios, se
construyó sustituyendo uno gótico frente a la ahora catedral. El
edificio actual es de piedra de travertino y la planta baja era una logia. El
propietario fue Vicenzo de Nobili, casado con la hermana del papa Julio III,
Ludovica del Monte. Cuando otra familia, los Tarugi, se hizo dueña del palacio
a principios del siglo XVIII, se le empezó a conocer con el nombre de Nobili
Tarugi.
Ha sufrido transformaciones, por
ejemplo, en la planta baja se ven las arcadas de la derecha cerradas y abiertas
unas ventanas adinteladas con rejas. Igualmente adinteladas con las del primer
piso, rematadas por frontones curvos. El segundo piso también ha sufrido
modificaciones en su fachada izquierda (según el espectador) pero se conserva
toda la balaustrada tan propia del renacimiento italiano, sobre todo en el
siglo XVI, aunque dicha balaustrada no está exenta del muro.
Las columnas adosadas corren
desde la planta baja, sobre gruesos pilares, hasta la parte inferior de la
balaustrada, rematadas en capiteles jónicos. En el segundo piso son pilastras
las que corren entre los vanos, también sobre pilares. En conjunto se observa
una intención descendente: mayor grosor y amplitud de los vanos en la planta
baja y menor a medida que se asciende, pero en comparación con los palacios
italianos más conocidos (Medici-Ricardi, Pitti, Rucellai…) esta fachada es más
tosca, sobre todo por el efecto que causan las gruesas columnas, además de que
el edificio es más pequeño que los citados.
Como otros palacios italianos fue
concebido para ennoblecer una plaza o calle, lo que luego sería preocupación
fundamental del barroco. No desmerece Montepulciano en cuanto a edificios
notables por su arquitectura, tanto civil como religiosa, así como por el
típico urbanismo de las poblaciones pequeñas de la Italia central. Montepulciano pertenece a la
provincia de Siena, al sur de la
Toscana, y no está lejos del lago Trasimeno. La población
está flanqueada por alturas al este y oeste, mientras que un valle corre de
norte a sur.
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