El territorio de Nueva
Galicia tiene una extensión entre el centro y oeste de México de 221.770 km2,
el 11,28% de la superficie del actual estado mexicano. Cuando terminó el
proceso de conquista iniciado por Nuño Beltrán de Guzmán en 1532 –dice C. René
de León Meza[i]-
los habitantes europeos de las recién fundadas villas de Guadalajara,
Compostela, Chiametla, Purificación y San Miguel de Culiacán sufrieron el
desabasto de víveres (en particular del trigo) debido a que todavía no se
producía su cultivo en dichas áreas.
Los conquistadores
quisieron imponer a los indígenas el cultivo del trigo pero se encontraron con su oposición porque rendía menos que el
maíz, además de que prevalecía la tradición y el gusto de los nativos por este
último.
A lo largo de la
segunda mitad del s. XVI –sigue el autor citado- solo algunos pueblos de indios
pagaron parte de sus tributos con trigo y las cantidades de este fueron
escasas. En el período desde 1555 a 1586 la corona recibió 1.353,6 fanegas con
tendencia a la baja y a partir de 1587 ya no aparece el pago del tributo en
forma de trigo a la corona, aunque no sabemos –dice León Meza- si los pueblos
que estaban encomendados a particulares lo cultivaron.
Algunos españoles se
vieron obligados a dedicarse a la agricultura para garantizar el suministro de
trigo, pero empleando fuerza de trabajo indígena y así el cereal estuvo presente
en varias regiones de Nueva Galicia. En Ameca[ii]
se cultivo el trigo intensivamente pero luego fue disminuyendo y en algunos lugares
dejó de cultivarse. Una descripción de Ameca en 1579 dice que en la ribera de
su río había diez o doce labores de trigo pero que en años anteriores la
sembradura era mucho mayor y ello se debe a la disminución de los indios.
El autor explica cómo
Guadalajara se convirtió en el centro de una vasta región que tuvo en el
cultivo de trigo su especialización, tomando como punto de partida la cuarta y
última fundación de la ciudad en 1542, después de sofocarse la gran rebelión
indígena que se conoce con el nombre de El Mixtón[iii].
La ciudad de Guadalajara se convirtió desde entonces en un importante asiento
poblacional y, con el fin de evitar nuevos levantamientos, se fundaron en torno
a ella una serie de pueblos habitados por los indios derrotados.
Estas tierras eran
fértiles y se dio bien el cultivo del trigo, además de que los indígenas
aseguraban la mano de obra. Guadalajara alcanzó importancia económica entonces,
abasteciendo a otras regiones de varios productos, particularmente trigo. León
Meza estudia algunas haciendas en el área de la ciudad que contaron con una
política para el desarrollo de la actividad agrícola[iv].
En esta zona el sistema de repartimiento forzado facilitaba que los hacendados
recibieran indios dos veces al año para el trabajo, sistema que había sido
abolido en otras áreas de la Nueva España desde 1633, mientras que en Nueva
Galicia continuó vigente hasta el siglo XVIII. No pocos indígenas, no obstante,
se libraron de formar parte de la mano de obra en los repartimientos a cambio de
sembrar ellos mismos el trigo.
Pero la ciudad y sus
ámbitos padecieron escasez de trigo y harina debido al alza de los precios, lo
que parece una contradicción, pues la producción conjunta de todas las haciendas
sobrepasaba las necesidades de los consumidores. La razón de esto es que
algunos hacendados acaparaban los granos controlando el mercado y los
administradores municipales se corrompieron con frecuencia permitiéndolo.
León Meza señala que se ignora mucho sobre la historia de los cultivos: caña de azúcar, cebada, maíz, fríjol, chile y trigo, pues los autores que se han dedicado a investigar estos asuntos no han hecho sino aportaciones parciales.
[i] “El cultivo del trigo en Nueva Galicia durante el siglo XVII”. En este trabajo se basa el presente resumen.
[ii] En el oeste del estado de Jalisco, hoy tiene una población cercana a 61.000 habitantes.
[iii] Los indígenas que se denominaron chichimecas se rebelaron quizá por las condiciones de crueldad que potagonizó Nuño Beltrán de Guzmán: las torturas y asesinatos fueron llevadas a cabo por españoles de armas con la ayuda de otros indígenas.
[iv] Según el obispo de Guadalajara Alonso de la Mota y Escobar, cuando se fundaron algunas villas sus habitantes se dedicaron a la siembra de trigo y maíz, pero luego abandonaron esta actividad a favor de la ganadería.
En la fotografía, cultivos en el estado de Jalisco: losmundosdemexico.com/pueblos-magicos-dejalisco/
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