lunes, 7 de mayo de 2012

Frescos del transepto norte (San Francisco, Asís)

A principios del siglo XIV, cuando Europa vivía en plena Edad Media, algunas ciudades italianas empezaban a despuntar como centros artísticos y comerciales. En realidad ya habían despuntado antes, pero ahora con más fuerza, igual que otras en Francia, Inglaterra, el imperio alemán o la península Ibérica. Pero el siglo XIV será también el de grandes catástrofes, y no debidas precisamente a guerras, sino a la peste negra, que se reproduciría en varios brotes desde mediados de la centuria.

Cuando se le encargó a Giotto pintar al fresco el interior de la basílica inferior de Asís, ya era un pintor consagrado. En el transepto norte de dicha basílica pintó una serie de escenas relacionadas con la vida de Cristo: la anunciación de que María sería madre, el nacimiento de Cristo, la huída a Egipto, la matanza de los inocentes, Cristo entre los doctores en el templo, la crucifixión, la vuelta de Cristo y otras.

Interior de la basílica inferior con los frescos de Giotto
Las basílias inferior y superior de Asís constituyen un gran centro religioso y de pregrinación, ya que se tata de la ciudad donde nació Francisco, el fundador de una de las órdenes mendicantes más importantes en el siglo XIII. Las dos están relacionadas, pues siendo la inferior más bien baja y oscura y la superior espacciosa e iluminada, representan el mundo terrenal de la penitencia y el mundo celestial donde triunfa la luz y es lugar para los justos (algo parecido a lo que Mateo hizo cuando construyó la cripta bajo el pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela).

Giotto se muestra a medio camino entre el gótico y el renacimiento, pues sigue atado a ciertos convencionalismos medievales (no siempre consigue representar la perspectiva, hay desproporción entre los edificios y los personajes -porque lo que importa es la escena, no la realidad-, en ocasiones vemos cierta idealización que está más de acuerdo con el gusto gótico que con el naturalismo renacentista; también cierta ingenuidad al representar algunas escenas; la perspectiva jerárquica sigue manteniéndola en algunos casos, pero no siempre; los nimbos de santidad están colocados frontalmente al espectador, sin importar la posición de la figura; hay un didactismo evidente en algunas de sus representaciones, que van dirigidas a una población iletrada; aparecen todavía algunas almenas medievales y las casas se amontonan sin proporción (lo que importa es da idea de que la escena tiene lugar en una ciudad); el esquematismo y la isocefalia aparecen también en algunos de estos frescos...

Paisaje, delicadas arquitecturas, desproporción entre las figuras y aquellas, calidad de las telas y volumen.
Pero también podemos apreciar aspectos que se anticipan a lo que luego será la pintura renacentista: salvo en los nimbos de santidad, que todavía siguen con el color dorado bizantino, escapa de la influencia de Cimabue y de los pintores de la escuela sienesa; intenta el paisaje, si bien sea somero y veces muy simple. Quizá su gran logro es el volumen que da a las figuras, a las que que viste con ricos ropajes cuya calidad y colorido son evidentes; también inicia un movimiento que estaba practicamente ausente en pintores de su época, y en algunas escenas el estudio de perspectiva nos recuerda a la "Ültima cena" de Leonardo (ver el techo del templo en su obra "Cristo entre los doctores": abajo). En unas ocasiones se inspira en las arcadas góticas pero en otras aparecen las de medio punto. En realidad Italia conservó muchos edificios de la antigüedad con estas arcadas y el gótico italiano estuvo siempre constreñido por el clasicismo.

Cristo entre los doctores (a la izquierda sus padres le encuentran). Delicada arquitectura gótica, perspectiva en tres planos (ver el techo) e isocefalia ente los personajes que están de frente.
Las encarnaciones son más vivas y brillantes -excepto en el cuerpo crucificado de Cristo- que en otros autores de su época y consigue a veces efectos de transparencias en los ropajes que más tarde serán imitados.

Nimbos de santidad frontales y con el dorado bizantino, franciscanos en una escena del siglo I, actitudes diversas, efecto de transparencias en el ropaje de Cristo, riqueza de las telas y volumen.
"Natividad": ingenuidad, pintoresquismo (el personaje se asombra ante el ángel), simetrías, cnvencionalismos medievales, José en lugar subordinado.
Adoración de los magos: arcadas de medio punto, paisaje rocoso a la izquierda, volúmenes.
Matanza de los inocentes: desproporción entre edificios y personas, dramatismo, didactismo.
Retorno de Jesús: como en la edad media, no hay inconveniente en pintar los muros con temas diversos separados arbitrariamente. La ciudad no es real; los edificios se amontonan. La muralla de la izquierda tiene un aparejo almohadillado, como en "La expulsión de los diablos de Arezzo".
En ocasiones, como en el arte medieval, se incluyen elementos decorativos al margen de la escena principal (véase la parte inferior de "Cristo entre los doctores"). En otras ocasiones se emplea la perspectiva jeárquica: la virgen en "Natividad" o Cristo en la crucifixión. (Ver en este mismo blog "El dibujante de ovejas").




2 comentarios:

  1. La basílica de San Francisco de Asis es realmente espectacular. Un libro... Saludos cordiales.

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