En 1838, en plana guerra carlista, se fundó el Museo Romano de Mérida. Claro que a los extremeños no les afectó casi dicha guerra, pues era cosa de los del norte y de algunas otras comarcas dispersas por España. Si la idea fue buena ¿como elegir un momento en el que no hubiese guerra si esta ha sido endémica en la primera mitad del siglo XIX español? Ahora una exposición permite ver la historia del museo mediante piezas que no están expuestas habitualmente.
Libros que algunos consideran joyas y negativos sobre vidrios, son algunos de los objetos expuestos, pero también materiales arqueológicos de los que iniciaron estos trabajos hace ahora ciento setenta y cinco años. La exposición pretende también abrir el camino para nuevas experiencias y posibilidades museísticas. Se recuerda a Maximiliano Macías y a José Ramón Mélida, que a principios del siglo XX se empeñaron en hacer de Mérida uno de los centros más importantes del arte y la arqueolía romanos, entre los que el teatro es una especie de centro o símbolo, además de una realidad magnífica.
En el Convento de Jesús decidieron poner el padre Domingo de Nuestra Señora y Agustín Forner Segarra las antigüedades que habían ido apareciendo. Como estas se expusieron en el jardín del convento se le llamó "jardín de antigüedades". Esto ocurría un siglo antes de que se fundara oficialmente el Museo de Mérida. Con las excavaciones del anfiteatro y del teatro romanos empezaron a aparecer más restos arqueológicos y artísticos, hasta que en la iglesia del convento de Santa Clara se instalaron las piezas.
Hoy tiene Mérida uno de los museos de arte y arqueología romanos más importantes de España, habiéndose construído durante los años ochenta del pasado siglo un edificio obra del arquitecto Rafael Moneo, en un estilo que respeta la estética romana con materiales donde predomina el ladrillo visto. Arcadas de medio punto y grandes espacios en diversos niveles no son ya suficientes para el gran patrimonio que atesora el museo, por lo que se está pensando en su ampliación y que pueda albergar las piezas de época visigoda. Al fin y al cabo la continuidad entre una civilización ya decadente en el siglo V y otra que presidiría épocas oscuras, es una evidencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario