Plaza de Ocaña (provincia de Toledo) |
Al sureste de Toledo se encuentra Almonacid, donde los españoles sufrieron, a mediados de agosto de 1809, una derrota a manos del ejército napoleónico. Luego vendría, no lejos, otra derrota en Ocaña, algo más al norte y cerca del Tajo. Estas derrotas deshicieron la ilusión que había impregnado a todos con la victoria en Bailén, en la actual provincia de Jaén. Aunque la noticia tardó en llegar a América, donde las autoridades coloniales habían empezado a formar Juntas para defender el territorio de una posible invasión francesa, cuando se confirmó que el ejército español no podría contener la avalancha, las cosas empezaron a cambiar en la América española. Con todas las formalidades, en nombre del rey Fernando ausente en Francia y plegado a los deseos del emperador francés, sin estridencias y con mucha determinación, pero en América se estaban formando los núcleos de resistencia que luego se convertirán en los primeros focos de los que partirá la independencia política.
Hubo correrías por Manzanares y Valdepeñas, Tembleque, Ontígola, Aranjuez y otras poblaciones, según la "Historia del levantamiento, guerra y revolución de España" (1). Entre los españoles estuvieron, al mando Juan Carlos de Areizaga, Manuel Freire, José Zayas, Luis Lacy y Vicente Osorio, mientras que entre los franceses Milhaud y París, partipando también polacos reclutados por Napoleón. En la obra citada se dice que "el tiempo era de lluvia, y durante tres días sopló un huracán furioso". El paisaje era de cultivos y olivares, sensiblemente distinto al actual. Los españoles consiguieron que los franceses evacuaran Ocaña pero luego que Areizaga escogiese esta villa para la batalla, "asentada en terreno llanoy elevado a la entreda de la mesa que lleva su nombre... las divisiones españolas se situaron en derredor de la población [y] apostóse él a la izquierda [Areizaga] del lado de la agria hondonada donde corre el camino real que va a Aranjuez. En el ala opuesta se situó la vanguardia de Zayas con dirección a Ontígola, y más a su derecha la primera división de Lacy", habiendo tropas también dentro de Ocaña.
La noticia de la derrota se dilató por varios meses en América y no fue conocida en todos los sitios al mismo tiempo. Así como la victoria sobre el ejército napoleónico en Bailén había mantenido a las autoridades y clases dirigentes en América afectas a España, la derrota de Ocaña puso a muchos a resguardo. Cambió la opinión sobre las posibilidades que tenía España de vencer al francés y América debía hacerlo por sí misma: era el momento de organizarse para constituir los embriones de gobiernos que llevarían al continene a la independencia.
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(1) José María Queipo de Llano Ruiz de Saravia Toreno, 1838.
La noticia de la derrota se dilató por varios meses en América y no fue conocida en todos los sitios al mismo tiempo. Así como la victoria sobre el ejército napoleónico en Bailén había mantenido a las autoridades y clases dirigentes en América afectas a España, la derrota de Ocaña puso a muchos a resguardo. Cambió la opinión sobre las posibilidades que tenía España de vencer al francés y América debía hacerlo por sí misma: era el momento de organizarse para constituir los embriones de gobiernos que llevarían al continene a la independencia.
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(1) José María Queipo de Llano Ruiz de Saravia Toreno, 1838.
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