Debe de estar justificado que la fachada oeste
de la catedral de Florencia se debe al arquitecto Emilio de Fabris, aunque en
la obra participaron otros artistas también. Cuando Giotto dejó, en el siglo
XIV, el diseño de la fachada, nunca se llegó a construir, por lo que esta
permaneció de forma parecida a como hoy podemos ver la de la iglesia de San
Lorenzo, en Florencia. Algunos que han estudiado los planos de Fabris dicen que
nunca se completó, aunque lo cierto es que poco más se podría añadir a la filigrana
de esta fachada que une el gusto gótico con el renacentista, pero con una
originalidad que es lo que se debe a de Fabris y sus colaboradores.
El autor utilizó mármoles de varios colores que
no desmerecieran de la grandeza de la catedral medieval, terminándose las obras
en 1887. De Fabris vivió a lo largo del siglo XIX, habiendo nacido en la misma
Florencia y formándose en esa ciudad y en Roma.
La construcción del baptisterio, anteriormente,
delante de esta fachada quizá fue un error, pues ocupa la plaza desde la que se
podría ver con más perspectivas la obra de Fabris, pero no cabe duda de que
dicho baptisterio, el campanile y la catedral forman un conjunto armonioso.
En la fachada hay más de treinta estatuas, algo
más propio de la Edad Media que del Renacimiento, frescos (lo que es propio de
la arquitectura religiosa italiana), elementos góticos y el frontón de la parte
superior, que contrasta con los rosetones góticos y los gabletes del mismo
estilo. Si las catedrales, en muchos casos, han sido
obra de siglos, este es un ejemplo, pues desde las primeras trazas en la Baja
Edad Media no se completó hasta finales del siglo XIX.
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