Aun siendo Tui una
pequeña diócesis en uno de los extremos de la cristiandad, tuvo obispos
cortesanos que quizá nunca pisaron su tierra, como es el caso de Luis Marliano
(1517-1521). Según unas u otras fuentes era natural de Flandes o de Milán, y
seguramente era hombre ilustrado, pues fue médico de Felipe “el Hermoso” y
luego del rey Carlos. Con anterioridad a su estado eclesiástico pudo estar
casado, teniendo un hijo de nombre Pedro Antonio Marliano, que sería rector de
la iglesia de los santos Justo y Pastor de Entenza, al sur de Salceda de
Caselas y muy cerca del río Miño (actual provincia de Pontevedra). Don Pedro
fue también canónigo de Tui, probablemente por cuestión de rentas.
El obispo Don Luis
parece que lo fue al mismo tiempo de Tui y de Ciudad Rodrigo, aunque Ávila y la
Cueva dice que de la segunda diócesis fue obispo entre 1514 y 1523, estando
generalmente bien informado. Una prueba de que el obispo Marliano no pisó la
ciudad de Tui es que en 1518 dio poder a Micer Daniel Marliano (probablemente
otro pariente suyo) “para que viniese a Tui y en su nombre administrase el
obispado…”. El prelado, por su parte, acompañaba a la corte del rey Carlos en
Valladolid, A Coruña y Aragón, en la época en que arreciaba la guerra de las
Comunidades de Castilla.
Como se ve, nepotismo y
absentismo fueron la norma en este obispo, pero no fue el único. Su predecesor
en Tui, Martín Zurbano (1514-1516) fue miembro del Consejo de la Reina Juana y
de la Inquisición, por lo que no tendría mucho tiempo para ocuparse del
obispado, así como del monasterio de Poio, del que fue administrador. Y el
predecesor de Don Martín fue Juan de Sepúlveda (1512-1514) aunque nunca se posesionó
de la diócesis tudense, siendo promocionado probablemente a Malta, donde murió.
Tui tuvo no pocos
obispos procedentes de la nobleza, ya fuese alta o baja, ejemplo de lo cual es
Pedro Sarmiento (1523-1525), hijo de los terceros condes de Salinas, habiendo
estudiado en las Universidades de Salamanca y Valladolid. También ocupó cargos
en la corte del rey Carlos, pero con anterioridad había sido canónigo en Tui
(1510), y cura en San Verísimo de Arcos aun antes (1498), parroquia que se
encuentra al Este de Ponteareas (actual provincia de Pontevedra). Es un caso
curioso, pues combinó al apostolado parroquial con altas dignidades cortesanas,
habiendo sido capellán de los Reyes Católicos, y en 1523 se encontraba en
Pamplona acompañando al rey Carlos, señalando Ávila y la Cueva que estuvo con
el Emperador “en las jornadas de Flandes, Alemania y Austria”; también “en la
empresa contra el turco”, y había asistido en Bolonia a la ceremonia de
coronación del Emperador por parte del papa Clemente VII en 1530[i].
El sucesor de Pedro
Sarmiento fue Pedro González Mauro (1525-1526) y a buen seguro su pontificado
fue tan corto porque sus muchas responsabilidades le reclamaban en otros
sitios: miembro de la Inquisición, Presidente de la Chancillería de Valladolid,
etc. Diego de Avellaneda, el siguiente obispo tudense (1526-1537) fue miembro
del Real Consejo, Presidente de la Chancillería de Granada, del Consejo de
Navarra (1530), que coincidía con el cargo de virrey allí, pero
Tui fue gobernado por medio de un provisor, lo que no le impidió dejarnos una
obra interesante: un libro tumbo de todas las haciendas y temporalidades del
obispo y un apeo[ii]
de todos los beneficios de la diócesis que eran de patronato del obispo;
estableció en Tui cátedras de latinidad, canto llano, contrapuntos y canto de
órgano, no faltando un litigio con el arcediano de Miñor sobre las luctuosas[iii]
de la colegiata de Baiona, del que salió victorioso en 1528.
En 1537 llegó a Tui un
veneciano para hacerse cargo del obispado, Juan de Remia, que solo lo ocupó
dicho año, pues su principal ocupación estuvo en la corte, muriendo en Toledo
en 1539. Le sucedió Sebastián Ramírez de Fuenleal, que fue inquisidor en
Sevilla antes de que el Emperador le nombrase oidor de la Chancillería de
Granada, pasando luego a Indias (1524) para hacerse cargo de la Audiencia de
Santo Domingo, y aún tuvo otros cargos en Nueva España. Fue obispo de Tui entre
1538 y 1540.
En Poyatos, al norte de
la actual provincia de Cuenca, nació Miguel Muñoz, que fue obispo de Tui entre
1540 y 1547, pero antes había sido oidor en la Chancillería de Granada (1527) y
miembro de la Inquisición (Suprema). Debió solicitar la mitra de Cuenca porque
allí fue promovido. Le sucedió en Tui Juan de San Millán (1547-1564) uno de los
pocos de los aquí referidos que tuvo un largo pontificado, siendo el primero
que obligó a los canónigos a residir en la ciudad de Tui, pues no lo hacían, lo
que fue una de las decisiones del Concilio de Trento (hay dudas sobre si
asistió a él o no). Otra prueba de nepotismo, tan común en la época, es que el
racionero Joanes de San Millán, pariente suyo, consiguió ser más tarde
canónigo.
Para terminar con esta
muestra de obispos tudenses del siglo XVI citamos a Diego de Torquemada,
natural de Bujalance, población al Este de la actual provincia de Córdoba. Era
de familia noble y fue comisario de la Inquisición, siendo provisor suyo su
hermano Pedro. También de acuerdo con lo establecido en el Concilio de Trento
ordenó se compusiesen libros de bautizados, casados y difuntos, anticipándose
tres siglos al Estado en este tipo de registros. Con motivo de la
muerte del rey de Portugal, Don Sebastián, el Prior de Crato[iv] se
opuso al reconocimiento de Felipe II como rey del vecino país, por lo que el
monarca tomó militarmente Porto. Su obispo, Don Simón de Sá Pereira, sin
embargo, aceptó al rey español, se desplazó a Braga, y junto con su arzobispo,
Don Fray Bartolomé de los Mártires, llegaron a Tui, donde fueron recibidos por
Don Diego de Torquemada, otro ejemplo de largo pontificado, pues ocupó la sede
tudense entre 1564 y 1582.
[i] Ya en 1519 los electores del Imperio habían elegido a Carlos emperador, pero el acto de 1530 revistió un simbolismo, sobre todo teniendo en cuenta que tres años antes había saqueado Roma por aliarse el pontífice con otros príncipes europeos (Francia, Inglaterra, Ducado de Milán, República de Florencia y República de Venecia) ante el poderío de Carlos en Italia.
[ii] Deslinde de fincas.
[iii] Impuesto debido a la Iglesia por los servicios funerarios de los curas.
[iv] Don Antonio de Portugal, nieto del rey Manuel I “el Afortunado”. A la muerte del rey Don Sebastián, fue rey Enrique I durante dos años, siendo además cardenal y sin sucesión, lo que aprovechó el rey Felipe II para postularse como rey de Portugal, contando con apoyo interno.
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