viernes, 19 de julio de 2013

Bakunin en la fortaleza de San Pedro y San Pablo


Hay dos facetas en la vida de Bakunin que destacan por encima de todas las demás: una es su esfuerzo por el estudio sobre la sociedad, sobre el ser humano y sobre los caminos para la liberación del mismo; la otra es su participación en varios movimientos revolucionarios pero no siempre constructivamente, sino en varias ocasiones a la contra, acusado injustamente -creo- de lo que no era. 

A mediados del siglo XIX estuvo preso en la fortaleza de San Pedro y San Pablo el anarquista Bakunin, después de haber renunciado al patrimonio de su aristocrática familia y de haber estudiado filosofía en Moscú. También había participado en varios movimientos revolucionarios en Alemania, París y Suiza, pero será en Dresde donde, en 1849, es detenido y condenado a muerte, pena que se le conmutó para ser entregado a las autoridades rusas, que le encarcelaron.

La fortaleza de San Pedro y San Pablo, empezada a construir a principios del siglo XVIII sobre una de las islas que se forman en el delta del río Nevá, no presentaba a mediados del siglo siguiente el aspecto que hoy tiene, pulcro y remozado; se trataba de un conjunto de murallas formando un exágono con baluartes en sus ángulos; en la parte interior edificios y una iglesia que ha sido catedral en otro tiempo. En uno de esos edificios estuvo preso seis años Bakunin. Hoy, en el estrecho margen que queda fuera de la muralla, los rusos de San Petersburgo se solazan y bañan en el río.

Aunque con frecuencia se tiene la idea de que el siglo XX empieza en Rusia como si se tratase de un estado feudal al que las ideas de todo tipo no habían llegado, esto no es así. La invasión napoleónica de 1812 fue interpretada por los intelectuales no solo como la ocasión para defender la independencia, sino en clave ideológica, es decir, sabían que ideas pretendía extender la revolución francesa, y ya en el siglo XVIII las clases dirigentes, aunque conservadoras, habían estado en contacto con la ilustración occidental, particularmente francesa. Los "dekabristas" en 1825 intentaron que el liberalismo se abriese paso en Rusia, aunque sus intentos fueron abortados, pero es una fecha muy temprana si comparamos el avance del liberalismo en otros países europeos: los diversos países alemanes, por ejemplo. 

Las reformas de Alejandro II, aunque el reinado de este corresponde ya a la última etapa de la vida de Bakunin, abrieron las posibilidades para que populismo, nihilismo, socialismo y liberalismo se abriesen paso, aunque solo en las ciudades. No obstante el campo ucraniano estaba muy trabajado a principios del siglo XX por los anarquistas, lo que quiere decir que había una labor realizada en el siglo anterior.

Los seis años que pasó Bakunin en la fortaleza de San Pedro y San Pablo le permitieron reflexionar sobre la naturaleza humana, sobre las condiciones de vida de la mayoría de la población, sobre la injusta naturaleza del estado zarista y quizá reflexionó también sobre su temprana experiencia como militar, sus contactos con los socialistas alemanes y luego en Suiza. Cuando salga de la fortaleza será para ir a Siberia hasta que consiga escapar a Japón y luego vagar por medio mundo. Su influencia en el pensamiento socialista (anarquista en particular) es extraordinaria y la pobreza con la que sobrellevó los últimos años de su vida revelan que las acusaciones de que fue objeto por seguidores de Marx -y por este mismo- no tuvieron nunca fundamento.

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