Como otros muchos fenómenos históricos la revolución rusa y la guerra civil que le siguió fueron muy complejos, con varios ejércitos luchando cada uno con objetivos distintos y contradicciones en todos ellos. El campesinado ucraniano estaba bien trabajado por las ideas anarquistas, como los trabajadores de las industrias en el oeste de Rusia lo estaban por las ideas socialistas en general, aunque luego fuesen los bolcheviques los que mejor capitalizasen el trabajo realizado por unos y otros durante el zarismo. Cabe preguntarse qué habría sido de la revolución rusa sin la defección del ejército, muchos de cuyos efectivos se pasaron a las filas de la revolución al ver como se producían los acontecimientos. Cansados muchos de la Gran Guerra, no sabían que poco después tendrían que invadir Polonia, prolongando el sufrimiento de familias y soldados; algunos estarían guiados por el nacionalismo ruso (había rusos en Polonia) y tras la revolución la guerra civil en la que por lo menos se distinguen cuatro ejércitos: el creado por Trostky, el ejército Negro de los anarquistas ucranianos, el de los nacionalistas y el Blanco de los zaristas, potencias occidentales y bolcheviques. Los componentes de este último no perseguían objetivos políticos idénticos.
El verdadero dirigente de los anarquistas ucranianos fue Néstor Majnó, un capesino que sabía lo que era la miseria en Guliaipole, al sureste de Ucrania; más tarde fue encarcelado en Moscú y allí aprovechó para formarse, aunque sus ideas anarquistas le vendrán del contacto con personas más instruída que él. En 1917 dirigía el soviet de Guliaipole. Lo que a los anarquistas ucranianos interesaba era el control sobre sus tierras, que había estado en manos de grandes terratenientes y de la Iglesia con anterioridad. Esto había sido compatible con la pequeña propiedad que, cuando estalla la revolución de 1917, sobre todo a partir de octubre, estaba en peligro. Este objetivo, junto con el de no someterse a autoridad alguna, sabedores como eran de lo que había respresentado el estado zarista, eran la razón de su lucha.
Esto les llevó a aliarse circunstancialmente con los bolcheviques o con nacionalistas "verdes" según los casos. Con aquellos tenían en común las ideas igualitarias de la sociedad, pero con estos la independencia respecto de Rusia. Por ello veremos anarquistas luchando en el ejército rojo durante la guerra civil entre 1918 y 1920, en el ejército negro que les era propio y en actividades guerrilleras de otro tipo. A esta complejidad habría que añadirle las actividades de los cosacos del Don, guerrilleros que actuaban por su cuenta, se vendían al mejor postor pero terminaron colaborando con el ejército blanco bajo las órdenas del general Denikin. Muy cerca de Guliaipole se dio una importante batalla entre blancos y anarquistas, en la región de Mariupol.
Cuando los bolcheviques se hicieron con el poder tras la guerra civil la represión en Ucrania contra todo disidente no tuvo nada que "envidiar" a la que se dió con otras nacionalidades: algunos anarquistas -quizá no pocos- se integraron en las estructuras del estado soviético, pero otros muchos fueron arrestados, encarcelados y fusilados hasta extremos difíciles de cuantificar. Contra el ideal anarquista se encontraba ahora un régimen altamente jerarquizado, opuesto a las libertades individuales, represor de toda disidencia; los anarquistas ucranianos no pudieron imponer su modelo y Ucrania, como lo había sido ya, se convirtió en el granero del nuevo estado.
El verdadero dirigente de los anarquistas ucranianos fue Néstor Majnó, un capesino que sabía lo que era la miseria en Guliaipole, al sureste de Ucrania; más tarde fue encarcelado en Moscú y allí aprovechó para formarse, aunque sus ideas anarquistas le vendrán del contacto con personas más instruída que él. En 1917 dirigía el soviet de Guliaipole. Lo que a los anarquistas ucranianos interesaba era el control sobre sus tierras, que había estado en manos de grandes terratenientes y de la Iglesia con anterioridad. Esto había sido compatible con la pequeña propiedad que, cuando estalla la revolución de 1917, sobre todo a partir de octubre, estaba en peligro. Este objetivo, junto con el de no someterse a autoridad alguna, sabedores como eran de lo que había respresentado el estado zarista, eran la razón de su lucha.
Esto les llevó a aliarse circunstancialmente con los bolcheviques o con nacionalistas "verdes" según los casos. Con aquellos tenían en común las ideas igualitarias de la sociedad, pero con estos la independencia respecto de Rusia. Por ello veremos anarquistas luchando en el ejército rojo durante la guerra civil entre 1918 y 1920, en el ejército negro que les era propio y en actividades guerrilleras de otro tipo. A esta complejidad habría que añadirle las actividades de los cosacos del Don, guerrilleros que actuaban por su cuenta, se vendían al mejor postor pero terminaron colaborando con el ejército blanco bajo las órdenas del general Denikin. Muy cerca de Guliaipole se dio una importante batalla entre blancos y anarquistas, en la región de Mariupol.
Cuando los bolcheviques se hicieron con el poder tras la guerra civil la represión en Ucrania contra todo disidente no tuvo nada que "envidiar" a la que se dió con otras nacionalidades: algunos anarquistas -quizá no pocos- se integraron en las estructuras del estado soviético, pero otros muchos fueron arrestados, encarcelados y fusilados hasta extremos difíciles de cuantificar. Contra el ideal anarquista se encontraba ahora un régimen altamente jerarquizado, opuesto a las libertades individuales, represor de toda disidencia; los anarquistas ucranianos no pudieron imponer su modelo y Ucrania, como lo había sido ya, se convirtió en el granero del nuevo estado.
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