Grabado del padre Sarmiento |
Larruga, en el tomo 41º de las "Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fábricas y minas de España" (1) da una población a Galicia de 1.345.000 habitantes, 7 ciudades y 101 "vilas". Lucas Labrada estima que 14 eran de realengo, 25 de abadengo, 20 de señorío eclesiástico, 46 de señorío secular y una de órdenes (Beade o Pazos de Arenteiro); en total 106 (para este autor, algo postereior a Larruga, el censo de Galicia es de 1.400.000 habitantes). Por lo que se ve la población gallega vivió sometida al dictado y explotación de unos cuantos y no precisamente foráneos. Pero ya en el siglo XVIII se da un caso en el que la nobleza acepta perder jurisdicción ante el Estado a cambio de consolidar la propiedad sobre ciertos bienes (Otero Pedrayo se refiere, en este asunto, a la casa de Parga). No es extraño, pues, que cuando se abolan los señoríos jurisdiccionales en 1811, y luego más tarde, los señores no hagan tanto hincapié en la jurisdicción, sino en el reconocimiento de la propiedad que aquella jurisdicción, en ocasiones, llevaba aparejada.
Del estado religioso secular había 8.150 individuos; de ellos 1.327 de órdenes menores. Del clero regular eran 2.547 individuos, de los que franciscanos más de mil y 838 monjas. Del estado secular había 109.931 distribuidos entre las siguientes categorías: hidalgos, funcionarios, artistas, propietarios cons sus servidores, marineros, militares y "cazadores"; además, 973 escribanos y 3.815 taberneros...
En cuanto a algunas villas, Pontevedra tenía, en el siglo XVI, unos 7.000 "vecinos"; a comienzos del XVIII, 2.000 y a mediados 1.500 (2). Vigo, por su parte, contaba con seis puertas: Gamboa, Sol, Rivera, Laxe, Falperra y Placer. Betanzos era la provincia de mayor población de las siete gallegas (siempre en función de su territorio). Como en otras ciudades obispales, en Ourense los comerciantes acostumbraban a desarrollar funciones de mayordomos de bienes del cabildo (de los diezmos y otros) (3).
La industria del lino en Galicia ha dejado su huella en la toponimia: muchos lugares derivan del cultivo de la planta que posibilitará una industria rural que, aunque no pudo competir a largo plazo, tuvo su importancia. Hay un Liñao en Negreira (A Coruña), un Liñar en Portas (Pontevedra), Liñarán en Sober (Lugo), Liñarcovo en Mesía (A Coruña), Liñardeu en Rodeiro (Pontevedra), Liñarede en Guitiriz (Lugo), A Liñarega en Valadouro (Lugo) y el topónimo Liñares se extiende por toda Galicia (Caamouco, A Baña, Brión, Carballo, Cedeira, Santa Comba, Cesuras, Culleredo, Poio y otros muchos) (4). La rentabilidad de la industria del lino se comprueba con el siguiente ejemplo facilitado por Otero Pedrayo: valía la libra de lino del país de 5 a 9 reales y la extranjera -libre de derechos según R. D. de 1795- a 3,5 ó 4. Es evidente que así no pudo prosperar esta industria en Galicia, toda vez que otras materias primas, transformadas en Cataluña y otras regiones de España, la vinieron a arruinar. Entre tanto, el blanqueo del lino venido del Báltico (Riga) tenía gran éxito en Padrón y en Caldas de Reis.
La banastería, industria derivada de la pesca, era actividad casi exlusiva de Pontedeume y Pontevedra. A finales de siglo la pesca de la sardina era la más importante, seguida del congrio, la pescada (merluza) y el pulpo. Pontevedra era el punto más importante del comercio de sal, superando al conjunto de Asturias. La siderurgia empieza en 1788 con la licencia a Don Antonio Raimundo Ibáñez, oponiéndose el cabildo de Mondoñedo a la extracción del mineral. Le siguieron en dicha actitud trece parroquias en 1798.
--------------------(1) 1787-1800, vol. 4º.
(2) En 1748 Don Francisco Javier Fernández Busto, agente de la ciudad de Santiago en la Corte, escribía sobre los peligros de ser declarada ciudad la villa de Pontevedra. Si tenemos en cuenta los pleitos habidos con Vigo en el siglo XIX, sobre la capitalidad de la nueva provincia, Pontevedra siempre tuvo competidores sobre su ascenso administrativo.
(3) Joan Muñoz de la Cueva: "Noticias históricas de la Santa Iglesia Cathedral de Orense por el Ilustrísimo Señor Don... Obispo de dicha ciudad y diócesis...", 1726.
(4) Véase la Gran Enciclopedia Galega, tomo 26, páginas 36 y siguientes.
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