En torno a 546 a. de C. el rey Ciro
entró con su ejército en Jonia, Caria y Lidia y en estas tierras encontraron
los persas por primera vez acuñaciones de monedas, particularmente en Lidia. Un
arquero que representa al rey persa aparece en una de las caras de la moneda,
mientras que en la otra cara aparece un rectángulo rehundido. La moneda es de oro y fue acuñada entre 500 y 400 a. de C.; pesa 8,1 gramos.
El rey (en este caso Darío, uno de los Jerjes o Artajeres) parece estar en movimiento, en acción de combate, con una lanza sobre el hombro derecho. Este motivo se repitió con variaciones, donde el relieve aparece más definido o menos. Una moneda parecida, que se encuentra en el Museo Británico, presenta los ropajes del rey con más pliegues y el borde de la moneda más simple pero igualmente irregular.
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