Exconvento de San Nicolás (Tolentino) en 1940 (*) |
domingo, 13 de septiembre de 2020
Tolentino
¿Una villa romana en Sober?
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sábado, 12 de septiembre de 2020
El pintor y su obra ante el espejo
Las primeras iglesias catedrales en América
Catedral de Oaxaca (*)
jueves, 10 de septiembre de 2020
Guerrilleros y militares carlistas del cuadrante nordeste
Samper de Calanda (Teruel)
No fueron pocos los que
se levantaron contra el liberalismo que representó la ocupación bonapartista de
España, el trienio liberal de 1820-1823 y la guerra llamada carlista de 1833.
Algunos incluso participaron en la segunda, llamada también de los matiners[i]
entre 1846 y 1849 sobre todo en Cataluña.
Está claro que los
carlistas eran de extracción popular, aunque estuviesen apoyados por varias
categorías del clero y por cierta nobleza; muchos de los guerrilleros fueron
verdaderos héroes, guiados por una fe ciega en la tradición, condicionados
otros por razones familiares o geográficas, algunos más convencidos que otros e
incluso provenientes algunos del ejército liberal (lo que demuestra cierta
acomodación a los acontecimientos)[ii].
En este resumen no pretendemos
hablar de los más conocidos, como Cabrera, Zumalacárregui, Forcadell o Serrador;
más bien nos referiremos a los que han hecho la “pequeña historia” en sus
localidades o en regiones enteras, pero con menos notoriedad que los citados.
Algunos fueron víctimas
de sus propios correligionarios debido a desavenencias o traiciones, como es el
caso del turolense Rafael Ibáñez, otros vivieron en final de su vida en el
exilio, sobre todo Francia, otros reunían la condición de clérigos, como
Jerónimo Merino o Benito Tristany, o estuvieron próximos a Cabrera, a quien
sirvieron personalmente, pero otros fueron menos conocidos incluso en su época.
Algunos demostraron muy
poco apego a la vida, negándose a facilitar información y aceptando
estoicamente ser fusilados, como es el caso de Viscarro; un ejemplo de
empecinamiento es el de José Maestre, aunque no el único, dirigiendo a los
menos reflexivos de entre los carlistas; algunos fueron hacendados, otros
conocían algún oficio, pero de muchos no se conocen sino sus hechos militares.
Algunos fueron crueles, como Mariano Orteu y otros comandaron verdaderos
ejércitos, como Juan José de Torres.
Algunos alcanzaron
importantes grados militares en el ejército carlista, que luego pudieron hacer
valer una vez alcanzada la paz, pero otros no aceptaron esta y huyeron sin
aceptar indultos; e incluso uno, Juan de Dios Polo y Muñoz de Velasco, vivió
tantos años que participó también en la tercera guerra carlista (década de los
años setenta).
Rafael Ibáñez,
hacendado de Fuentes Claras (noroeste de la provincia de Teruel), fue un jefe
carlista que inició la sublevación en Aragón. Cabrera lo habría mandado fusilar
por colaborar con Cabañero[iii]
y preparar su desmovilización a finales de 1839.
Pablo Alió Anguera
nació en Sarreal, unos 40 km. al norte de Tarragona, en 1810 y falleció en
Francia. Estudió en el seminario de Tarragona y en 1835 se integró en las filas
carlistas en el primer batallón de Tarragona que mandaba Manuel Ibáñez, Llarg
de Capons. En 1836 se incorporó al ejército de la derecha del Ebro a las órdenes
de Serrador. Cabrera, por la conquista de Morella, lo ascendió a capitán. En
1840 se exilió en Francia. En cuanto al llamado Llarg de Capons por el supuesto
lugar de su nacimiento (Capons o Copons, Barcelona) nació en 1800 y murió en
1839, habiendo participado antes en el alzamiento de los malcontentos[iv]
(1826-1827).
Jerónimo Merino Cob
(Villoviado, al sur de la provincia de Burgos) nació en 1769 y murió en Alençon[v] en
1844, siendo uno de los guerrilleros más emblemáticos de la guerra de 1808, en
la que alcanzó, en 1814, el cargo de gobernador militar, con grado de general,
de la plaza de Burgos, aunque concluidas las hostilidades volvió a ser un
simple cura de pueblo. En el Trienio retomó las armas contra los
constitucionales y apoyó la invasión de Angulema. En la primera guerra carlista
apoyó al pretendiente, dirigiendo el alzamiento carlista en Castilla la Vieja,
y participó en los sitios de Morella y de Bilbao. Se exilió en Francia tras el
Convenio de Vergara.
Domingo Arnau (Tortosa,
1811 – St. Llorenç de la Muga[vi],
1855) fue desterrado a Benicarló por la autoridad militar de Tortosa. Entonces,
con otros legitimistas, se unió a la partida de Serrador. Ascendió a sargento y
pasó a la división de Forcadell, donde ascendió a capitán por la acción en Ares
del Maestre, al noroeste de la provincia de Castellón (1835). Su heroicidad
comportó que lo nombrasen ayudante de Cabrera. Ascendió sucesivamente a coronel
y Jefe del Estado Mayor de la división de Murcia en 1837, y en 1839 fue
nombrado 2º comandante interino de Murcia. En 1840 pasó a ser comandante
general de la división de Tortosa. Se exilió en ese año aunque, iniciada la
guerra de los matiners, abandonó
clandestinamente su lugar de residencia forzada y en 1848 entró en Cataluña por
Osséja[vii]
con Cabrera. Sin embargo, la persecución del Gobierno le hizo solicitar el
indulto, tras lo cual se exilió nuevamente. Trató de regresar clandestinamente
en 1855, cuando estuvo previsto un nuevo alzamiento carlista, pero al cruzar la
frontera fue tiroteado y murió.
Román Bonet, Chambonet,
apodo que recibió por el apellido de un militar carlista tío suyo, nació en
Vinaroz, luchó contra el trienio, formó parte de la tropa de Forcadell y actuó
especialmente en la los territorios de Tortosa. Por mérito de guerra ascendió a
teniente coronel, y Cabrera lo colocó de primer comandante del tercer batallón
de Valencia, hasta 1840.
Juan Bautista Viscarro
nació en Ulldecona (extremo sur de la provincia de Tarragona), luchó con los
agraviados de 1828 y en la primera guerra carlista formó parte de una división.
En 1840 fue nombrado comandante del fuerte de Begís (suroeste de la provincia de
Castellón). Después de exiliarse en Francia, entró clandestinamente en España
en 1844, siendo detenido en Tortosa cuando se dirigía al Maestrazgo y de allí
lo trasladaron a Vinaroz, donde fue fusilado tras negarse a confesar los
motivos de su regreso.
José Maestre, natural
de Morella, donde ejercía de tintorero, había combatido en la guerra de 1808 y
en la del trienio, tras la cual fue capitán de los voluntarios realistas. En su
casa se reunía la “tertulia de la alpargata”, en la que estaban los realistas
más ortodoxos y con menos formación. Por su profesión tenía muchos conocidos
ultras en el Bajo Aragón y, en contacto con Carnicer[viii],
sublevó Morella a finales de 1833. En 1834 su partida fue disuelta y su
prestigio se resintió. Acabó integrándose en la partida de Forcadell como jefe
de batallón. En 1837 fue cesado por Cabrera del mando del quinto batallón de
Valencia. Participó en la segunda guerra carlista.
Joaquín Andreu, Rufo,
nació en Les Coves de Vinromà (provincia de Castellón); en 1835 levantó una partida
en su pueblo y se integró en las tropas de Forcadell. Siendo capitán fue
designado ayudante de Cabrera y con él formó parte de la expedición de Gómez[ix].
Alcanzó el grado de teniente coronel del ejército carlista. Murió en
Valderrobres (en el extremo nordeste de Teruel) en 1838 como consecuencia de
una herida que tuvo en la batalla de Maella, en el sudeste de la provincia de
Zaragoza.
Juan de Dios Polo y
Muñoz de Velasco (Córdoba, 1810 – 1885). En 1833 fue a Portugal siendo capitán
en la expedición del general Rodil[x] y
desertó a las líneas carlistas a fines de 1834. Formó parte del batallón de
guías de Navarra, herido en la acción del Puente de Arquijas (en el extremo
este de la provincia de Álava). Fue a Asturias en una expedición y también
acompañó al pretendiente carlista en otra. En 1837 pasó al ejército de
Cataluña, donde se distinguió en Berga (al norte de la provincia de Barcelona)
y Ripoll (al oeste de la provincia de Girona). Después en el ejército de Aragón
y se distinguió en la defensa de Morella y en la batalla de Maella. Por las
conquistas de Caspe y Calatayud ascendió a general. Se exilió en Francia y
luego se acogió a la amnistía concedida por la reina, así como a todas las
recompensas y grados, volviendo a España en 1848. Participó en la tercera
guerra carlista.
Francisco Eraso nació
en 1793 en Garínoain (centro de Navarra) y murió a consecuencia de unas heridas
en 1835. Había participado en la guerra de 1808 y más tarde fue comandante de
los voluntarios realistas, uniéndose a los carlistas en 1833. A la muerte de
Zumalacárregui tomó el mando del ejército del Norte durante algún tiempo.
Miguel Sancho, Fraile
de la Esperanza, nació en Liria (Valencia) y siendo niño padeció frecuentes
enfermedades. Cuando se curó de una especialmente grave, sus padres le
vistieron con hábito de fraile, por lo que se le empezó a llamar “el Fraile de
Esperanza”, por ser éste el nombre de su madre. Se sublevó en 1833 y marchó a
Morella uniéndose a Carnicer en 1834. En ese año participó en el combate de
Salvacañete (al este de la provincia de Cuenca), en el que resultó herido.
Luego mandó una pequeña tropa que le encomendó Cabrera para que sublevase la
provincia de Valencia. Más tarde aumentó su ejército y en 1837 se unió a
Forcadell para saquear la provincia de Cuenca, consiguiendo un gran botín. Con
Tallada intentó ocupar Liria pero sin conseguirlo. A partir de finales de 1838
tuvo algunos desencuentros con Cabrera, el cual le quitó las tropas a su mando.
Juan Pertegaz participó
en la lucha contra el trienio alcanzando el grado de teniente de infantería. A
finales de 1834 se retiró del ejército isabelino e ingresó en las filas carlistas.
Mandó un batallón reclutado en Tortosa y formó parte del cuartel de Cabrera
(Pertegaz fue el que le comunicó el fallecimiento de su madre). Destacó en la
defensa del fuerte de Alcalá de la Selva (sureste de la provincia de Teruel) en
1840. Se acogió al Convenio de Vergara y le fue concedido el rango de teniente
retirado. Había nacido en Cabra de Mora[xi]
en 1802 y murió en Calatayud en 1857.
Bautista Martí, Marçal,
nació en Alcalá de Chivert (nordeste de la provincia de Castellón), llegando a
coronel en la primera guerra carlista. En 1840 rechazó el indulto y continuó
combatiendo, siendo traicionado por su entorno y entregado a las autoridades
constitucionales, que lo fusilaron en 1844.
Luis Llagostera
Casadevall fue general de la división de Aragón. Nació en Manlleu (nordeste de
la provincia de Barcelona) y participó en la guerra contra el trienio liberal con
la partida del barón de Eroles. En 1834, estando en Lérida, desertó al Bajo
Aragón y se unió a Carnicer. Acabada la guerra se exilió en Francia donde
murió.
Joaquín Quílez nació en
1799 en Samper de Calanda y murió en Muniesa en 1837 (ambas localidades en el
norte de la provincia de Teruel). En el ejército carlista llegó a brigadier de
caballería, habiendo servido antes en la Guardia Real, de donde fue expulsado
en 1833 por sus ideas realistas.
Antonio Tallada y Romeu
nació en Ulldecona en 1799, muriendo en Chichilla en 1838. Luchó en el trienio
con Ramón Chambó y en 1824 estaba de guarnición en Alicante cuando se unió a
los realistas, iniciando la guerra de 1833 en Valencia, desde donde mandó una
expedición a Andalucía en 1838, cayendo prisionero en Borox (al norte de la
provincia de Toledo). Fue fusilado en Chinchilla.
Miguel Sancho Gómez
Damas (Torredonjimeno, Jaén, 1785 – Burdeos, 1864). Jefe de Estado Mayor de
Zumalacárregui, dirigió la expedición que lleva su nombre saliendo de Amurrio
en 1836.
Antonio Borgés, nacido
en Vernet (sur de Francia) en torno a 1780, murió en Cervera (sureste de
Lérida) en 1836, al ser fusilado después de ser detenido en Santa María de Meià
(en el centro de la provincia de Lérida). Su hijo José continuó la guerra hasta
exiliarse en 1840, habiendo combatido también en la guerra de los matiners.
Juan Antonio de
Urbiztondo y Eguía (San Sebastián, 1803, falleció en Madrid en 1857). Marqués
de la Solana, luchó contra los liberales durante el trienio y luego fue
inspector de los voluntarios realistas. Trató de unirse a Don Carlos en
Portugal, pero fue detenido en Mérida en 1833 y deportado a Puerto Rico, de
donde huyó volviendo a España.
Bartolomé Porredón, Ros de Eroles, nació en Eroles (al oeste de la provincia de Lérida, en 1796, y murió en Clariana en 1847 (al este de la provincia de Lérida). Participó en la guerra contra el trienio, en la de los agraviados y en la primera y segunda guerra carlistas.
Mariano Orteu Altamir,
canónigo en Barcelona, destacó en la 1ª guerra carlista siendo ayudante del
conde de España[xii],
al que no obstante disparó en 1839 junto con otros de sus colaboradores,
acabando con su vida.
José Juan de Torres
tenía sus escondrijos en la sierra del Montsec. En sus razias de 1836 arrasó
buena parte de la Cerdaña. Los liberales le atribuyeron unos efectivos de 3.000
hombres, más que cualquier otro jefe. En dicho año, cuando intentaba pasar a
Navarra, fue detenido con otros colaboradores en Casbas (Huesca). Junto con
otros presos fue fusilado más tarde.
Benito Tristany, mossèn Benet, nació en Ardévol en 1794 y murió en Solsona (las dos localidades al este de la provincia de Lérida) en 1847. Sacerdote y general carlista, en 1822 dirigió una partida que ocupó Solsona, combatiendo luego en la guerra de 1833. En 1846 inició la segunda guerra carlista, siendo al año siguiente apresado y fusilado.
[i] Realmente no fue una guerra en el pleno sentido de la palabra. Un levantamiento popular formó un ejército que no podía competir con el ejército regular constitucional. La excusa para el levantamiento fue el fracaso de un intento de acuerdo entre Isabel II y el pretendiente Carlos Luis de Borbón, al que apoyaban también algunos sectores del moderantismo isabelino.
[ii] Véase aquí mismo “Los jefes carlistas” y “El ‘Tigre del Maestrazgo’”.
[iii] Juan Cabañero nació en Urrea de Gaén (norte de la provincia de Teruel) en 1800 y murió en Albalate del Arzobispo, muy próxima a la anterior, en 1850. Participó en la conquista de Zaragoza para los carlistas, pero derrotado poco después, llegó a un acuerdo con los liberales.
[iv] La excusa de los más conservadores del absolutismo fernandino dio origen a esta revuelta (agraviados) que reclamaban el restablecimiento de la Inquisición. Tuvo cierta importancia en Aragón, Valencia, Andalucía y las provincias Vascongadas.
[v] Noroeste de Francia.
[vi] Alto Ampurdán, norte de Girona.
[vii] En la Alta Cerdaña, territorio francés.
[viii] Manuel Carnicer nació en Alcañiz en 1790 y murió en Burgos en 1835, habiendo sido protagonista del alzamiento en Aragón.
[ix] Miguel Gómez nació en Torredonjimeno (Jaén) en 1785 y murió en Burdeos en 1864, habiendo participado en las guerras de 1833 y de los años cuarenta.
[x] José Ramón Rodil fue virrey de Navarra, habiendo nacido en Lugo en 1789 y falleció en Madrid en 1853.
[xi] Al sur de la provincia de Teruel.
[xii] De nacionalidad francesa se puso al servicio de Fernando VII durante desde la guerra de 1808.
martes, 8 de septiembre de 2020
Imágenes de una ciudad
Pontevedra en 1669 por Pier María Baldi |
La autora ha seleccionado imágenes que dan una visión lo más amplia posible de la ciudad en su conjunto, de sus elementos individualizados dentro de su contexto histórico, siendo la calidad de las obras –dice- diversa, con vistas urbanas, retratos pictóricos que van más allá de la propia imagen (como el coleccionismo y el conocimiento geográfico y estratégico) hasta aquellas representaciones de edificios urbanos singulares. Algunos dibujos y pinturas fueron hechos sin seguir criterios matemáticos, otros pueden ser considerados como fantásticos, combinando diversos puntos de vista, pero también se han utilizado recursos geométricos en la realización de otros ejemplos.
lunes, 7 de septiembre de 2020
Galicia y América
Monte Real en Baiona (Pontevedra) taperiaamadorra.com/la-zona-en-im%C3%A1genes/im%C3%A |
domingo, 6 de septiembre de 2020
Mecenas, contrarreformista y pendenciero
Tommaso Gargallo (Wikipedia) |
viernes, 4 de septiembre de 2020
Ingenieros militares en América
Fuerte de San Carlos de la Cabaña (La Habana) |