Monte Real en Baiona (Pontevedra) taperiaamadorra.com/la-zona-en-im%C3%A1genes/im%C3%A |
Begoña Fernández
Rodríguez[i],
en un trabajo sobre el descubrimiento de América y Galicia, aporta importantes
datos sobre las relaciones entre la región noroccidental de España y América,
que según ella son intensas a partir del siglo XVI, cuando algunos puertos
recibieron autorización para comerciar con los territorios americanos
descubiertos.
Baiona, en el extremo
suroccidental de Galicia, se convierte entonces en un punto de referencia de
culturas, tradiciones e intercambios diversos dependiendo del momento histórico
(señala la autora citada). Primero fueron las relaciones comerciales; a partir
del siglo XIX mediante el fenómeno migratorio, que llevaría a hablar de una
Galicia exterior, la población asentada, con mucho la más numerosa de España,
en tierras americanas. Pero no todas las comarcas de Galicia tuvieron el mismo
papel en este asunto: destacaron las que tenían una “vocación” marinera y, en
especial, las que desde los primeros momentos establecieron relaciones con las
nuevas tierras descubiertas. Particularmente el puerto de Baiona se transformó
como consecuencia de estas relaciones comerciales.
Desde el primer momento
hubo una mínima presencia indígena americana en Baiona, pues en La Pinta,
embarcación que llegó a dicho puerto de regreso, viajaban junto con la
tripulación y la carga, tres “indios procedentes de la isla Guanahani”.
Fallecido uno de ellos, fue sepultado en las inmediaciones de la fortaleza de
Monte Real (estamos aún a finales del siglo XV). Dice Begoña Fernández que
luego se formó una creencia popular de que la embarcación, junto con las
labores de carenado para mantener el estado de poder navegar hasta el puerto de
Palos, debió de abastecerse en Baiona de víveres y de agua, elemento éste que
se obtuvo en el llamado pozo de la aguada, que todavía se conserva en el Paseo
de la Ribera.
En el siglo XVI la
relación de Baiona con América aumenta gracias al comercio, teniendo
importancia la Real Cédula del rey Carlos, en 1529, por la que se concedió autorización
para despachar navíos con mercancía hacia Indias, aunque a la vuelta debían
pasar por Sevilla para los correspondientes controles; pero el puerto de Baiona
reúne las condiciones de abrigo tan necesarias entonces. En 1500 llegó un navío
procedente de Margarita con un cargamento de perlas y en 1503 una nao. En
cuanto a las mercancías que eran llevadas a Indias, la Real Cédula citada
establecía que debían ponerse en conocimiento de los oficiales de destino, que
no podían navegar en tiempo de guerra sin licencia y, como queda dicho, que el
retorno debía hacerse por el puerto de Sevilla.
La profesora Saavedra
Vázquez, a quien cita nuestra autora, considera que entre las condiciones más
favorables que presentaba Baiona con respecto a A Coruña, está la mayor
conexión que se produjo en aquella con los intereses de los grupos foráneos,
como el acuerdo firmado entre el Concejo de Baiona y mercaderes ingleses en
1556.
El progreso de Baiona
se reducirá sensiblemente en el siglo XVII, debido en parte a la inestabilidad
por los numerosos conflictos bélicos con los países vecinos, entre los que
destaca la guerra de restauración portuguesa de 1640, que se prolongo durante
varias décadas con mayor o menor intensidad. De ahí los refuerzos de las
fortalezas, como el que se encuentra en el núcleo de Monte Real. Esta política
de refuerzo defensivo –dice Begoña Fernández- condicionó el desarrollo urbano,
tal y como se constata en la capilla de la Misericordia, monumento que recuerda
el valor del tráfico comercial entre esta villa gallega y América. Éste templo,
sede de la organización asistencial más antigua de la población, alberga –según
la tradición- uno de los ejemplos que aluden a la riqueza procedente de
América. Otro de los factores que influyó negativamente fue la política de
Felipe III contra los países protestantes, prohibiendo el mantenimiento de
relaciones comerciales con estos territorios; y también conviene tener en
cuenta las incursiones de las flotas holandesas e inglesas en las costas de
Galicia, que aunque no atacaron directamente a la villa, sí causaron
incertidumbre ante la situación de que se produjeran situaciones parecidas a las de A Coruña o Vigo.
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