martes, 8 de septiembre de 2020

Imágenes de una ciudad

Pontevedra en 1669 por Pier María Baldi
La investigadora Carla Fernández Martínez ha publicado un trabajo sobe “la ciudad imaginada” aplicado al caso de Pontevedra[i], en el que analiza la producción plástica que generó dicha ciudad. Según la autora citada, de la nómina de autores que se han ocupado de Pontevedra en el plano histórico, social, económico y cultural, ninguno lo hizo sobre la configuración gráfica de la ciudad a lo largo del tiempo.

La ciudad –toda ciudad- presenta lugares visibles que la identifican, otros han sido sepultados y algunos han experimentado cambios. Pontevedra, como otras muchas ciudades, pasó por momentos de esplendor pero también otros de “pobreza y olvido” tras la pérdida de su importancia marítima y pesquera. La baja Edad Media es la época de mayor crecimiento, prolongándose al siglo XVI. En estos siglos era una villa amurallada donde sobresalían diversas casas torreadas. Aunque en su fuero no se le adjudicase ninguna finalidad defensiva, lo cierto es que sufrió, en un siglo y otro, invasiones y ocupaciones, desde la lejana Edad Media hasta el siglo XIX.

Como han estudiado también otros autores, hasta bien avanzada la Edad Moderna fue una de las poblaciones más destacadas de Galicia, sobre todo gracias a la pesca, pues buena parte de su población se dedicaba a las tareas marítimas y residía en el barrio de A Moureira, el principal extramuros. Pero la ría se llenó de arena y los habitantes tuvieron que reconvertir sus oficios, mientras que el florecimiento de la ciudad en la baja Edad Media –dice Carla Fernández- permitió que se enriqueciese notablemente su patrimonio construido. Las dificultades durante la Edad Moderna frenaron ese crecimiento durante los siglos XVII y XVIII, con excepción de ciertos ejemplos de arquitectura civil y religiosa patrocinados por la nobleza y la Iglesia.

Aunque el urbanismo no experimentó cambios sustanciales hasta el siglo XIX, la apariencia de la villa (no será ciudad hasta el siglo citado) sí se vio profundamente alterada. Este aspecto se reflejó –dice nuestra autora- en diferentes descripciones textuales y en las vistas urbanas realizadas por el italiano Pier María Baldi[ii], y por el pintor Mariano Ramón Sánchez[iii], éste a finales del siglo XVIII. Los testimonios plásticos que nos dejaron estos dos artistas muestran el rico patrimonio arquitectónico de la ciudad. Las imágenes de Pontevedra se incluyeron en publicaciones que permitieron que los lectores se formasen una idea de ella, al tiempo que los habitantes obtuvieron una visión de la ciudad que se sumó a la de cada uno.

El perfil de la ciudad también fue retratado por numerosos artistas locales que optaron por inmortalizar su imagen desde una ladera próxima –A Caeira- donde la iglesia de Santa María es protagonista, así como las modestas casas del barrio de A Moureira, y esto fue ocurriendo hasta principios del siglo XX, de modo que la ciudad se asoció durante siglos con dos de sus hitos más significativos: el templo de los mareantes y el antiguo arrabal marinero. Pero a lo largo del siglo XIX el interés de los creadores se dirigió hacia esa Pontevedra desaparecida e imaginada. En algunos casos los testimonios fueron realizados por dibujantes y pintores que pudieron conocer ciertas arquitecturas, pero destacan las obras realizadas después de las demoliciones decimonónicas. Aquellos quisieron reconstruir una imagen de la ciudad que pudo existir, pero de la que ya no se conservaba ningún elemento material, mostrando además el interés por el conocimiento de la arquitectura y, sobre todo, por la plasmación de los que fueron algunos de los hitos más destacados de la antigua villa amurallada.

Ejemplo de esto es la fortaleza arzobispal, el hospital de Corpus Christi, la antigua iglesia de San Bartolomé o los numerosos palacios barrocos. A través de numerosas estampas y dibujos se han podido ofrecer una serie de datos que facilitan el estudio de la estructura urbana y las características de unas viviendas y construcciones, específicamente diseñadas para las tareas relacionadas con la pesca y el mar. También han generado no pocas obras las ruinas de Santo Domingo, la capilla de la Peregrina y los espacios de uso colectivo. 

La autora ha seleccionado imágenes que dan una visión lo más amplia posible de la ciudad en su conjunto, de sus elementos individualizados dentro de su contexto histórico, siendo la calidad de las obras –dice- diversa, con vistas urbanas, retratos pictóricos que van más allá de la propia imagen (como el coleccionismo y el conocimiento geográfico y estratégico) hasta aquellas representaciones de edificios urbanos singulares. Algunos dibujos y pinturas fueron hechos sin seguir criterios matemáticos, otros pueden ser considerados como fantásticos, combinando diversos puntos de vista, pero también se han utilizado recursos geométricos en la realización de otros ejemplos.




[i] “La ciudad imaginada. Vistas y visiones de la realidad urbana: el caso de Pontevedra”.
[ii] Nacido en Florencia en 1630, fue un arquitecto y pintor que acompañó a Cosme de Médici en el viaje que realizó por España y otros países europeos. De éste viaje nos dejó una serie de dibujos con vistas panorámicas de ciudades y otras pequeñas poblaciones.
[iii] Nacido en Valencia en 1740, se trasladó a Madrid siendo niño y se educó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.


1 comentario:

  1. Interesante articulo sobre Pontevedra a través del tiempo; mucha historia tiene Pontevedra, muy rica en cultura, arquitectura, patrimonio histórico....

    ResponderEliminar