domingo, 28 de diciembre de 2014

Castelar y Pavía

La I Repúbica española, como es sabido, tuvo que lidiar con tres conflictos armados: la guerra carlista, la de Cuba comenzada en 1868 y las revueltas cantonalistas, que tuvieron más furor en el sur de España. El general Pavía, que había sido un luchador por las ideas liberales en 1866 y en Navarra, quiso que Emilio Castelar, Presidente de la República desde septiembre de 1873, se afianzase en el poder una vez que había perdido la confianza de las Cortes. En realidad, estas le habían dado poderes extraordinarios para que combatiese la violencia en el país, pero luego consideraron que se había excedido, eligiendo entonces al valenciano Eduardo Palanca. Acababa de comenzar el año 1874.

Cuando el general Pavía ofreció a Castelar imponerse a las Cortes y seguir gobernando, las convicciones de este no le permitieron aceptarlo, por lo que se impuso la solución Serrano, ya que Palanca no fue aceptado por el militar al ser aquel un republicano federal. La República continuaba con Serrano al frente, pero herida de muerte al haber sido desautorizadas las Cortes por un espadón como los que el país ya había conocido con anterioridad.

¿Como iba a aceptar una solución no democrática el autor de "La Fórmula del Progreso", publicada en 1858 y donde Castelar expresaba su idea de una república democrática? Ahí preconizaba nuestro autor el emparejamiento de los ideales europeos y españoles, según a demostrado Nancy A. Rosenblatt, como más tarde haría también Unamuno. Inspirado en Víctor Cousin, entendió que así como la Edad Media había sido la época de la aristocracia y desde la revolución francesa la época de la burguesía, ahora tocaba la época de la democracia, algo que para él difícilmente se podía discutir, algo que estaba marcado por los tiempos de la historia.

¿Como iba a estar de acuerdo con soluciones antidemocráticas un miembro de la Liga de la Paz y la Libertad que se adelantó a todos los que en el siglo XX propugnaron la unión europea? Fundada en 1867 aspiraba a una federación de repúblicas europeas, cuando en Europa solo Suiza escapaba al poder monárquico. Un republicanismo el de la Liga que se acercó a las ideas socialistas en la medida en que, en su fundación, estuvo la I Asociación Internacional de Trabajadores representada. Había que ser muy avanzado respecto del tiempo que se vivía cuando Austria había sido aplastada por la potencia de Prusia, Francia lo sería en Sedán, Rusia mantenía sus permanentes contenciosos con el imperio turno y los países más poderosos de Europa se lanzaban a expoliar medio mundo lejos de sus fronteras. 

Había que ser muy optimista, idealista pero convencido republicano cuando en 1868, aprovechando el destronamiento en España de Isabel II, Castelar pensó que había llegado el momento de las repúblicas europeas. En Francia y España habría que esperar a la década siguiente, con resultados tan distintos; en Portugal hasta 1910, en el resto de Europa hasta 1918, cuando las monarquías alemana y austríaca queden apeadas y los nuevos estados surgidos en el este de Europa se constituyan en repúblicas.

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