La época más próspera de Pontevedra es el siglo XVI, momento en el que el gremio de mareantes (dice Juan Juega Puig) alcanza el máximo de su poder y consigue centralizar en la villa toda la pesca realizada dentro de la ría. Desgraciadamente de destruyó, desde la segunda mitad del siglo XIX, el antiguo barrio marinero de la Moureira, lugar de asiento de los agremiados, situado en la ribera del Lérez, entre el puente del Burgo y el río de los Gafos. Se conserva, en cambio, la gran construcción gremial, la iglesia de Santa María la Mayor. En su interior abundan las inscripciones donde se cuenta que los miembros de tal o cual cerco (arte de pesca utilizado para la pesca de la sardina) levantaron las brazas de piedra.
En efecto -sigue diciendo Juan Juega- una de las características de esta iglesia es su carácter popular, construída por las gentes del mar sin apenas otras intervenciones. Esta iglesia se levanta sobre otra anterior, la más antigua de la villa, pero de la que casi nada se sabe. Se supone que una escultura de San Pedro muy arcaica, situada en la contraportada interna de la fachada principal, sea uno de los pocos restos de aquella vieja iglesia.
La nueva iglesia se comenzó a contruir en los años iniciales del siglo XVI y la construcción se prolongó mucho en el tiempo: en 1559 se cerraban las bóvedas, como reza la inscripción situada en lo alto de la nave central. Aún en 1570 el arquitecto Mateo López (1) se encarga de la torre del campanario y del coro alto. Un período tan largo de construcción obligó a que fuesen varios los directores de las obras que participasen en ella.
Las trazas iniciales se atribuyen a Diego Gil, maestro procedente de Trasmiera, que como otros muchos se traslada a Portugal, donde se inicia el arte manuelino; son los llamados vizcaínos, entre los que destaca Juan del Castillo, autor de la cabecera de la catedral de Braga o de los Jerónimos de Lisboa. El gran parecido existente entre la catedral bracarense y el ábside de Santa María permite pensar que Diego Gil estuvo relacionado con aquellas obras. Este muere en torno a 1540, sucediéndole en la dirección de las obras Joâo Noble, maestro portugués al que se debe la portada sur, muy similar a la de Caminha. La fachada mayor, pensada a modo de retablo, se encomendó en 1541 a Cornelis de Holanda, escultor de los Países Bajos muy activo en Galicia, autor de los retablos mayores de las catedrales de Lugo y Ourense. Cornelis de Holanda traspasará a Joâo Noble la mitad de la fachada de Santa María.
Se trata de una iglesia de tres naves con capilla mayor poligonal y naves laterales terminadas en cabecera recta. Las naves están divididas en tres tramos, más otro en las laterales a modo de capilla. El interior del templo muestra una armoniosa concepción del espacio, cubierto con complicadas crucerías, con gran amplitud y finos pilares. Al exterior hay cresterías góticas y renacentistas, así como florituras en los pináculos. La puerta sur, que da a la plaza de Santa María, hoy denominada del arzobispo Fonseca, fue levantada, según la inscripción, en 1539, plateresca. Formada por un carco de medio punto a cuyos lados se sitúan dos bustos: Carlos V y la emperatriz Isabel.
La fachada principal, la occidental, es la más rica y está orientada hacia el río y el barrio marinero. En 1541 Cornelis de Holanda da las trazas de este retablo pétreo e inicia la construcción, en la que participa también Joâo Noble. El eje central de esta portada representa la escena de la dormición o tránsito de la virgen situada sobre la puerta, rodeada por los apóstoles. Son diversas las manos que intervinieron en la ejecución de esta obra.
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(1) Después de terminar las obras de Santa María en las que participó, diseñó la fachada de la iglesia de San Martín Pinario en Santiago de Compostela.
Fuente: Juan Juega Puig, "Pontevedra, centro histórico", A Nosa Terra, Vigo, 2001.
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