Nacida la Confederación Nacional
del Trabajo en 1911, la mayoría de sus miembros eran anarquistas, pero también
estuvieron afiliados individuos de ideologia marxista o no definida. Víctor
Alba (1) señala que en su seno lucharon dos tendencias: la sindicalista y la
anarquista, poniendo aquella el acento en la solución de los problemas inmediatos
que padecían los trabajadores. Estas luchas culminaron en 1919 en el Congreso
de la Comedia
de Madrid, en el que la CNT
se adhirió a la III
Internacional, adhesión que terminaría tres años más tarde
por decisión tomada en Zaragoza. Víctor Alba constata la paradoja de que fueron
los anarquistas "puros" los partidarios de la adhesión, mientras que
los sindicalistas como Seguí y Pestaña "se mostraron renuentes".
La
CNT se organizó de la misma forma que lo haría a patir de
1932 el Congress of Industrial Organizations (CIO) en Estados Unidos,
los llamados sindicatos únicos. En el exilio, durante la dictadura de Primo de
Rivera, los sindicalistas de la
CNT formaron en París un comité en el que se integraron
miembros del recientemente creado Partido Comunista y el Estat Catalá de
Francesc Macià, pero tras la visita de este a Moscú se disilvió, ya que el
Estado soviético no apoyó la lucha armada que desembocó en el intento de Prats
de Molló de los catalanistas y la entrada en España de un grupo de anarquistas
por Vera de Bidasoa. El primero consistiría en una invasión militar desde
aquella localidad francesa que impulsó Macià y su Estat Catalá, pero que Primo
de Rivera impidió en 1926. Dos años antes los anarquistas, dirigidos por
Durruti, intentaron formar una guerrilla para invadir España por Vera de
Bidasoa, resultando un fracaso con muertes de por medio, e igualmente en 1926
intentó García Oliver atentar contra Primo sin conseguirlo.
Ya con Berenguer en la presidencia del Gobierno,
Juan Peiró firmó el manifiesto de "Inteligencia Republicana", donde
también figura Lluis Companys. Aquí ya hubo críticas por parte de quienes
consideraban, dentro de la CNT,
que todo acuerdo con republicanos no anarquistas era una contaminación,
mientras que Pestaña apoyó dicha "inteligencia", pero no obstante la CNT apoyó la convocatoria de
Cortes Constituyentes cuando cayese la dictadura, considerando que una
Constitución que garantizase la libertad sería el camino (no el único) para la
acción sindical. La CNT
no participará, posteriormente, en actividades parlamentarias y se mostró
siempre en contra de que el Estado interviniese en la solución de los
conflictos entre los trabajadores y la patronal.
Ello no impidió que una delegación cenetista se
entrevistase con el Presidente del Gobierno para conseguir que se levantara la
prohibición de actuar a la CNT
y reclamó "sin conseguirlo" -dice Alba- que se suprimieran los
Comités Paritarios, aquellos en los que trabajadores y empresarios dilucidaban
sus diferencias con el arbitraje del Estado. En este sentido tuvo lugar una
entrevista entre Ángel Pestaña y el general Mola a principios de abril de 1930
(entonces este era Director General de Seguridad).
Cuando reaparece el periódico cenetista Solidaridad
Obrera se manifiestan las diferencias existentes, pues los marxistas
"pedían tolerancia dentro de la
CNT", tolerancia que no les fue concedida en una clara
contradicción con la propia esencia del anarquismo. Surge entonces la Federación Anarquista
Ibérica (FAI) que en realidad se había fundado en Lyon en 1926 y luego en la
playa del Cabañal de Valencia (1927). Su objetivo fue siempre actuar como un
partido político aunque no mediante las elecciones ni en el Parlamento y
conseguir el mayor poder posible en la dirección de la CNT.
Ante la
FAI se formó "Solidaridad", un grupo del que
formaron parte Pestaña, Peiró, Foix, Alfarache, Birlán, Playa, Buenacasa y
otros. Para que no se considerase a este grupo un partido político (lo que
estaba en contra del anarquismo) se le llamó "organización específica"
según Víctor Alba, pero los dos sindicalistas más sobresalientes, Pestaña y
Peiró, mostraron discrepancias entre sí cuando aquel empezó a plantear la
necesidad del posibilismo, es decir, la negociación para conseguir el menos
ante la dificultad de conseguir el más. Quienes más se opusieron a Pestaña
fueron los miembros del Comité de Acción Revolucionaria, otro grupo en el seno
de la CNT.
Los sindicalistas, no obstante, tras haber
llegado a ciertos acuerdos con los republicanos no anarquistas retiraron su
compromiso con ellos, lo que explica las muchas vías que los cenetistas de uno
y otro signo emprendieron para desarrollarse. Incluso algunos militares se
pusieron en contacto con la CNT,
como Ramón Franco y otros, que asistieron a reuniones donde se trató de dichos
contactos, mientras que republicanos y socialistas enviaron a Rafael Sánchez
Guerra para que lograse la colaboración de la CNT. No hubo acuerdos, sin
embargo.
La flexibilidad de la CNT permitió que
"indomables" como García Oliver, Durruti o Ascaso, miembros de la FAI, se hiciesen con el
control de varios sindicatos cenetistas, mientras que sindicalistas como Galo
Díez se pudiese expresar de la siguiente manera en 1931: Cuando vamos ante
el pueblo, ¿de que le hablamos? No le hablamos de sus deseos, de sus necesidades,
de su miseria, de sus derechos. Le hablamos siempre de la revolución. ¿Ha
encontrado alguien una revolución en la esquina? Durante venticinco años he
soñado con la revolución. Han transcurrido venticinco años y todavía no me
despierto... (2). Había posiciones tan distintas que amenazaban con la
ruptura, por lo que los sindicalistas que luego se llamaron
"treintistas" por el número de los que firmaron un manifiesto (entre
otros Peiró y Pestaña) plantearon que es muy sencillo lanzar a las masas a
la calle para que las golpeen y las disparen, pero quien hace esto, más que un
revolucionario es un asesino moral. No hubo acuerdo, Peiró dimitió como
director de "Solidaridad Obrera" y los cenetistas que a su vez son
militantes del Bloc Obrer i Camperol son expulsados de la CNT por tener candidatos a
puestos políticos...
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(1) "El movimiento no parlamentario en la
segunda República".
(2) "Memoria del Congreso extraordinario
celebrado en Madrid los días 11 al 16 de junio de 1931"; citado por Víctor
Alba.
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