viernes, 21 de octubre de 2016

Conquista y crueldad



Écija. Fotografía de la Consejería de Cultura de Andalucía

María Isabel Pérez de Tudela ha estudiado las causas internas y externas del fracaso bélico cristiano (godo) en la invasión musulmana del año 711 y siguientes, así como el proceso de reconstrucción material y moral de los grupos que se constituyeron en resistentes[1]. Esta autora considera que el trato recibido por los cristianos que osaron resistir a la invasión fue inmisericorde, revistiendo en algunos casos visos de crueldad. En el registro de comportamientos violentos –dice- “anotamos métodos tales como la consideración del cautivo como prenda personal y la ejecución sistemática de los prisioneros”. Un caso de agresión es la que sufre el gobernador godo de Córdoba asesinado a sangre fría por el conquistador, el liberto al-Rumi[2].
 
En la crónica “a Sebastián” (una versión de la crónica de Alfonso III) se dice que “con artero designio mandan emisarios a África, piden ayuda a los sarracenos y, una vez que pasaron a bordo de naves, los meten en España" (se refiere a los parientes de Vitiza). El conde Julián, tantas veces citado por los historiadores en los acontecimientos de la primera invasión de Hispania por los musulmanes, les recomendó la conquista, y el Ajbar Machmûa[3] habla de que les hizo una descripción de España junto con una exhortación a Muza para programar su conquista. En las crónicas cristianas se insiste en el papel jugado por el conde Julián y por los familiares de Vitiza, particularmente el obispo Oppas[4]. Otros miembros de la jerarquía eclesiástica también habrían colaborado con el invasor, además de muchas comunidades judías, pues existía una legislación antijudía en época goda.
 
Si se tiene en cuenta que la peste hizo estragos en aquellos años en Hispania, la dureza de la conquista vino a minar todavía más la moral de los conquistados. La crónica Ajbar Machmûa señala que tras la deserción de los hijos de Vitiza “los musulmanes hicieron una gran matanza en los enemigos” y la crónica rotense (cristiana) dice que “puesto en fuga el ejército [cristiano] fue destruido hasta el exterminio”. La Crónica “a Sebastián” dice que “todos los ejércitos de los godos se dieron a la fuga y fueron exterminados por la espalda”. 
 
En Écija fue donde la derrota pudo haber sido determinante: ante sus muros el ejército visigodo volvió a plantar cara, de forma conjunta, a los musulmanes, pero a partir de ahí “no volvieron a encontrar [los musulmanes] fuerte resistencia” y los cristianos huyeron hacia Toledo y Zaragoza. No obstante en Écija los musulmanes tuvieron muchos muertos y heridos, aunque al fin salieran victoriosos. En adelante los intentos de resistencia fueron descoordinados hasta la reorganización de la misma en el norte (Asturias, Navarra, valles pirenaicos, etc.).
 
Los pactos entre los señores godos y los conquistadores no siempre dieron resultado, por lo que hubo casos de resistencia en Córdoba, Granada y Toledo, mientras que en la conquista de Rayya[5] “sus habitantes huyeron a lo más elevado de los montes”.
 
Antes, Tarif, al frente de 400 hombres, 100 de ellos de caballería, protagonizó una algara contra Algeciras y volvió a África con tantos cautivos como ni Muça ni sus compañeros los habían visto semejantes y un abultado botín (Ajbar Machmûa). En otra expedición Medina Sidonia fue conquistada, y con más esfuerzo Carmona. Sevilla y Mérida necesitaron meses de asedio, la última en 713. En las tierras de Teodomiro, señor de Murcia, este colocó mujeres en las murallas, simulando una guarnición de la que ya no disponía, lo que le permitió llegar a un acuerdo –muy conocido por otra parte- ventajoso para él. 
 
En Mérida los musulmanes socavaron una parte de la muralla provocando una gran matanza, siendo considerados los muertos como mártires. Esta conquista dio ocasión a un pacto: “Ajustaron, en efecto, la paz, a condición de que los hispanos contratantes se quedaran con sus bienes, los vencedores con los de los combatientes fallecidos en la emboscada… y los huidos a Galicia y el propio Muça con los bienes y las alhajas de las iglesias. 
 
Los pactos no fueron bien vistos por algunos, que consideraban se perdería así la identidad de lo que hasta entonces había sido cristiano y godo. Tras siete años de guerra (dice la crónica Albeldense) se comprometieron a un pacto y tomaron el acuerdo de desmantelar las ciudades, habitar aldeas, elegir condes que pagaran los tributos debidos al rey…




[1] “El ejército cristiano en la España altomedieval: de la derrota militar ante los musulmanes a la resistencia espontánea frente a ellos”, 2011.
[2] Rumi viene de romano, lo que según algunos podría indicar que se trata de un cristiano de origen, lugarteniente de Tarik, derrotó a los godos en Écija, donde judíos, siervos y esclavos le entregan la ciudad y más tarde conquistó Córdoba, donde los resistentes fueron ejecutados o murieron quemados en el incendio de la ciudad, según http://cronologiahistorica.com/index.php?option=com_content&view=article&id=259:ano-711&catid=12&Itemid=109)
[3] Crónica musulmana del siglo XI.
[4] Obispo godo de Sevilla y hermano de Vitiza, se levantó contra el rey Rodrigo al que consideró usurpador de la corona. 
[5] La región de Málaga.

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