Écija. Fotografía de la Consejería de Cultura de Andalucía |
María Isabel Pérez de Tudela ha estudiado las
causas internas y externas del fracaso bélico cristiano (godo) en la invasión
musulmana del año 711 y siguientes, así como el proceso de reconstrucción
material y moral de los grupos que se constituyeron en resistentes[1]. Esta
autora considera que el trato recibido por los cristianos que osaron resistir a
la invasión fue inmisericorde, revistiendo en algunos casos visos de crueldad.
En el registro de comportamientos violentos –dice- “anotamos métodos tales como
la consideración del cautivo como prenda personal y la ejecución sistemática de
los prisioneros”. Un caso de agresión es la que sufre el gobernador godo de
Córdoba asesinado a sangre fría por el conquistador, el liberto al-Rumi[2].
En la crónica “a Sebastián” (una versión de la
crónica de Alfonso III) se dice que “con artero designio mandan emisarios a
África, piden ayuda a los sarracenos y, una vez que pasaron a bordo de naves,
los meten en España" (se refiere a los parientes de Vitiza). El conde Julián,
tantas veces citado por los historiadores en los acontecimientos de la primera
invasión de Hispania por los musulmanes, les recomendó la conquista, y el Ajbar Machmûa[3] habla de que les
hizo una descripción de España junto con una exhortación a Muza para programar
su conquista. En las crónicas cristianas se insiste en el papel jugado por el
conde Julián y por los familiares de Vitiza, particularmente el obispo Oppas[4].
Otros miembros de la jerarquía eclesiástica también habrían colaborado con el
invasor, además de muchas comunidades judías, pues existía una legislación
antijudía en época goda.
Si se tiene en cuenta que la peste hizo estragos
en aquellos años en Hispania, la dureza de la conquista vino a minar todavía
más la moral de los conquistados. La crónica Ajbar Machmûa señala que tras la deserción de los hijos de Vitiza
“los musulmanes hicieron una gran matanza en los enemigos” y la crónica rotense
(cristiana) dice que “puesto en fuga el ejército [cristiano] fue destruido
hasta el exterminio”. La
Crónica “a Sebastián” dice que “todos los ejércitos de los
godos se dieron a la fuga y fueron exterminados por la espalda”.
En Écija fue donde la derrota pudo haber sido
determinante: ante sus muros el ejército visigodo volvió a plantar cara, de
forma conjunta, a los musulmanes, pero a partir de ahí “no volvieron a
encontrar [los musulmanes] fuerte resistencia” y los cristianos huyeron hacia
Toledo y Zaragoza. No obstante en Écija los musulmanes tuvieron muchos
muertos y heridos, aunque al fin salieran victoriosos. En adelante los intentos
de resistencia fueron descoordinados hasta la reorganización de la misma en el
norte (Asturias, Navarra, valles pirenaicos, etc.).
Los pactos entre los señores godos y los
conquistadores no siempre dieron resultado, por lo que hubo casos
de resistencia en Córdoba, Granada y Toledo, mientras que en la conquista de
Rayya[5] “sus
habitantes huyeron a lo más elevado de los montes”.
Antes, Tarif, al frente de 400 hombres, 100 de
ellos de caballería, protagonizó una algara contra Algeciras y volvió a África
con tantos cautivos como ni Muça ni sus compañeros los habían visto semejantes
y un abultado botín (Ajbar Machmûa).
En otra expedición Medina Sidonia fue conquistada, y con más esfuerzo Carmona.
Sevilla y Mérida necesitaron meses de asedio, la última en 713. En las tierras
de Teodomiro, señor de Murcia, este colocó mujeres en las murallas, simulando
una guarnición de la que ya no disponía, lo que le permitió llegar a un acuerdo
–muy conocido por otra parte- ventajoso para él.
En Mérida los musulmanes socavaron una parte de
la muralla provocando una gran matanza, siendo considerados los muertos como
mártires. Esta conquista dio ocasión a un pacto: “Ajustaron, en efecto, la paz,
a condición de que los hispanos contratantes se quedaran con sus bienes, los
vencedores con los de los combatientes fallecidos en la emboscada… y los huidos
a Galicia y el propio Muça con los bienes y las alhajas de las iglesias.
Los pactos no fueron bien vistos por algunos, que
consideraban se perdería así la identidad de lo que hasta entonces había sido
cristiano y godo. Tras siete años de guerra (dice la crónica Albeldense) se
comprometieron a un pacto y tomaron el acuerdo de desmantelar las ciudades,
habitar aldeas, elegir condes que pagaran los tributos debidos al rey…
[1] “El ejército cristiano en la España altomedieval: de la
derrota militar ante los musulmanes a la resistencia espontánea frente a
ellos”, 2011.
[2] Rumi
viene de romano, lo que según algunos podría indicar que se trata de un
cristiano de origen, lugarteniente de Tarik, derrotó a los godos en Écija,
donde judíos, siervos y esclavos le entregan la ciudad y más tarde conquistó
Córdoba, donde los resistentes fueron ejecutados o murieron quemados en el
incendio de la ciudad, según http://cronologiahistorica.com/index.php?option=com_content&view=article&id=259:ano-711&catid=12&Itemid=109)
[3] Crónica musulmana del siglo XI.
[4]
Obispo godo de Sevilla y hermano de Vitiza, se levantó contra el rey Rodrigo al
que consideró usurpador de la corona.
[5] La región de Málaga.
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