Entre la sierra de Gata y el Tajo se encuentra
la transierra extremeña, poco poblada siempre y más en época medieval, sobre
todo cuando ya se había producido la invasión y conquista musulmana de
Hispania. El rey Alfonso VI de Castilla llegó a ocupar Coria en 1079 y, a partir
de este momento, según la historiadora María Dolores García Oliva, las fuentes
solo hablan de algunos hechos de armas relacionadas con Coria y Plasencia[1].
La escasez de población mantuvo estas tierras sin un poder continuado que las
gobernase.
Se ha hablado de un sistema defensivo en la
región, lo que ha llevado a pensar que el poder político cordobés era efectivo
aquí, pero no está claro que ese sistema defensivo existiese. La autora señala
que el escaso interés prestado a esta tierra por los cronistas es una muestra
de que las autoridades no estaban interesadas en ella más que para defender
territorios más al sur (por parte cristiana para defender el norte). El
silencio de las fuentes permite deducir que, al igual que en otras partes de la
península, no hubo oposición masiva y generalizada al avance de los
conquistadores musulmanes. Por ello no habría un arrasamiento de las ciudades y
los campos, y que los habitantes permanecieron en la zona. Ibn Hayyan[2]
dice que hacia 840 en la zona de Coria había “varias tribus bereberes… y otras,
junto a gentes del país y cristianos”; los dos últimos grupos descendientes de
árabes y mozárabes respectivamente.
Por todo el territorio estudiado se encuentran
topónimos de origen preindoeuropeo y celta, entre los que figuran Gata, el
Palancar, los que incluyen el componente nava,
como Navalmoral, o los que empiezan por Mal-,
caso de Malpartida. Los nombres influidos por la romanización son Eljas,
Trevejo, Marchagaz y Cilleros, al norte del río Alagón; o Belvís (de Monroy) y
Mirabel en la margen derecha del Tajo. Los restos materiales demuestran que la
región debió de ser habitada ininterrumpidamente al menos desde época romana.
En el Ajbar
Machmûa se dice que en las últimas décadas del siglo VIII rebeldes de Coria
huyeron hacia el norte, indicando que buscaban refugio en el país agreste. A partir de ese momento se produjo un
desmoronamiento de la red de poblamiento anterior y la diseminación de los
habitantes. De los invasores, parece que el grupo más representado fue el de
los norteafricanos. Individuos de este origen instalados en tierras de Coria
participaron en el levantamiento general de 741, y en 794 llegaron a Trujillo y
Talavera bereberes de Takurunna[3],
de donde huyeron escapando del emir por haber participado en una revuelta. En
la región castellano-manchega, pero cerca de la extremeña, se ha localizado
Nafza, topónimo ligado a ese mismo grupo étnico, que ha sido identificado con
el despoblado de Vascos*, al sureste de Puente del Arzobispo, aunque Pierre Guichard
considera que hay dos lugares con ese nombre: la fortaleza de Mojáfar, situada
entre el Guadiana y el Zújar, frente a Villanueva de la Serena, sería la capital de
los Nafza, tribu que daría origen al topónimo.
Parece que en la zona la soberanía omeya era
acatada, pues hubo revueltas que obligaron a intervenir a los emires, pero solo
Abd al-Rahman I emprendió auténticas expediciones en este sector al norte del
Tajo, lo que quiere decir que en estas ocasiones las revueltas significaron
algún peligro para la continuidad de la dinastía. La primera actuación del emir
se corresponde con la sublevación del bereber al-Wahid, originario de Egitania
–Idanha a Velha- el cual se apoderó del distrito de Coria hacia 770. Este
coincidió con otros movimientos de oposición al Omeya, de forma que Abd
al-Rahman I dirigió personalmente dos expediciones contra el rebelde, una en
772 ó 773 y allí tuvo noticia de la sublevación de árabes yemeníes en Sevilla.
Algún tiempo después volvió para perseguir a al-Wahid hasta Castelo Branco o
Montalvâo. Y más tarde aún el prófugo venció a una hueste enviada contra él por
el emir, pero quizá entonces el encuentro ya no fuese en la transierra
extremeña, sino en la zona de Santaver[4],
lugar donde terminó sus días, asesinado, en torno a 776-777.
En el año 785 Abd al-Rahman I volvió a Coria
contra otro insumiso, Abul-Aswad, quien se había sublevado en Toledo y, tras
ser derrotado, se había refugiado entre los bereberes del Alagón. Este
Abul-Aswad era hijo del último gobernador de al-Andalus, defenestrado por el
emir y derrotado de nuevo en 759-760, cuando intentó recuperar el poder,
mientras dicho gobernador fue asesinado.
Otra insurrección es narrada por Ibn Hayyan: la
de los bereberes de Mérida en 826, que llegó hasta Coria, y unos años después,
hacia 840, los que vivían en el territorio de Coria gozaban ya de gran
autonomía según el mismo historiador, cuando narra el final de Abd al-Chabbar,
rebelde de Mérida, que buscó refugio en el reino asturiano; tras permanecer
unos años al servicio de Alfonso II, parece que quisó regresar a la obediencia
omeya y, sabido esto por el rey cristiano envió un ejército contra él.
Más adelante, con motivo de la expedición
enviada por Muhammad I en 875 contra unos bereberes, estos se unieron a la
causa del emir y combatieron a los muladíes de Mérida, logrando apoderase de
esta ciudad, pero Ibn Hayyan dice que el
Gallego[5], tras haber
derrotado a las fuerzas cordobesas, se instaló en Marvâo (ver aquí mismo "Mahamud de Galicia"). El “hijo del Gallego” hizo luego una correría por el
Alentejo pero no tuvo más remedio que volver a la obediencia del emir. Más
tarde estuvo operando en la región de Lisboa, de donde fue rechazado por los
partidarios del emir, y de Marvâo, desde donde solicitó ayuda a Alfonso III
En 915 el rey Ordoño II hizo una expedición por
la cuenca del Guadiana y tuvo como guías a las gentes de la transierra
extremeña, pero los cristianos solo se apoderaron de la zona situada al norte
del Tajo en un momento en que Coria se encontraba arruinada a causa de los
partidismos, y uno de los grupos en disputa había solicitado ayuda al rey
asturleonés. Dada la distancia que separaba Coria del núcleo astur-leonés,
no parece lógico considerar –dice la autora a quien sigo- que el rey cristiano
hubiera pretendido incorporar el valle del Alagón a sus dominios, sino más bien
acentuar su despoblación para dificultar aún más el control de al-Andalus.
A finales del siglo IX una fuente musulmana
decía que Mérida está enfrente de la
tierra de los infieles, y en la primera mitad del siglo X otra fuente decía
que las fronteras con los gallegos son
Mérida, Nafza, Guadalajara y Toledo, mientras que otra incluye Coria y
Trujillo entre las poblaciones de al-Andalus, e Ibn Hawqal[6]
cita como en poder musulmán Alcántara, Cáceres, Trujillo y Albalat, núcleos
todos ellos al norte de Mérida.
En 889 el territorio de Sevilla fue saqueado
por los bereberes de Mérida y de Medellín, los cuales habían sido incitados a
hacerlo por rebeldes de Sevilla. Por su parte, no parece que Abd al-Rahman III
prestase atención a las tierras al norte del Tajo en el área de estudio, por lo
que parece que los habitantes de la transierra gozaron de autonomía, tanto del
poder musulmán como del cristiano. La razón quizá esté en la falta de valor
estratégico de estas tierras, pues la mayor parte de las expediciones contra
tierras leonesas por parte de los dos primeros califas salieron de Toledo o de
Medinaceli, y el resto fue por la fachada atlántica.
Durante esta época, al norte del Sistema Central
se produjeron cambios importantes, sobre todo la colonización de la margen
izquierda del Duero, llevada a cabo por Ramiro II en el valle del Tormes y por
Fernán González en el área de Sepúlveda, pero ni el reino de León ni el
califato de Córdoba controlaban de manera efectiva la totalidad del territorio
respectivo hasta una hipotética línea divisoria.
[1] “Un espacio sin poder: la transierra extremeña durante la época musulmana”.
[2] Nacido en Córdoba a
finales del siglo X, fue historiador y funcionario.
[3] Cora o distrito de Ronda.
[4] Cora entre las provincias de Cuenca,
Guadalajara y Teruel.
[5] En realidad este apodo era el de Abd
Al-Chabbar, mientras que su hijo, Ibn Marwan, es el protagonista de este
episodio.
[6] Geógrafo y cronista que a
finales del siglo X escribió la obra “La faz de la Tierra”-
* Hoy es un yacimiento arqueológico con los restos de una antigua madina habitada entre los siglos IX y XII. Nafza hace referencia a una supuesta madina, no localizada, de origen bereber.
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