jueves, 17 de agosto de 2017

"Muries" de villas en el noroeste de Hispania



Villa romana de Veranes

Parece que las minas del noroeste de Hispania dejaron de explotarse durante el primer tercio del siglo III, pero a juicio de Santos Yanguas no están claras las causas: agotamiento del mineral, falta de mano de obra, fin de la rentabilidad… El mismo autor señala que no es posible que la escasez de mano de obra esclava fuese una causa determinante, puesto que a lo largo del siglo II estas labores fueron realizadas ya por mano de obra libre. Una de las causas más sobresalientes fue la decadencia general del Imperio, mientras que la continua reparación de calzadas y el encuentro de tesorillos durante el bajo Imperio parece demostrar que un cierto grado de explotación minera continuó.

Santos Yanguas considera que puede dividirse la ocupación romana del noroeste hispano en tres etapas: desde las guerras cántabras hasta mediados del siglo II; hasta el último tercio del siglo III, y hasta la primera mitad del V, época en la que se desarrolló la mayor y más intensa colonización agrícola, a partir de la cual se produjo la tardía romanización del noroeste, pero esto no quiere decir que no se conservaran estructuras económicas propias de época prerromana y, en todo caso, no se extendieron por todo el norte los elementos más característicos de la vida urbana romana, el empleo masivo de mano de obra esclava, la propiedad privada y el uso de la moneda.

A partir del siglo II, pero sobre todo de los siguientes, aparecen abundantes villae, cuya existencia conocemos por sus posesores o dueños, que han perdurado en los nombres de lugar. Durante la última etapa la labor romanizadota, además, correspondió a la Iglesia, que se dio de forma casi exclusiva en el campo económico. Los fundos o villae fueron de pequeña o mediana extensión, contrariamente a lo ocurrido en otras partes de Hispania y del Imperio. La arqueología ha permitido descubrir lujosas villae en especial en la zona meseteña del territorio astur, con mosaicos y otros elementos, mientras que al norte de la cordillera Cantábrica la mayor parte son del siglo IV, pues no aparecen mencionadas por los escritores antiguos. Los nombres de lugar terminados en –ana han sido estudiados por C. Bobes.

Aunque la crisis que sufrió el Imperio desde el siglo III afectó a muchos aspectos, las villas del noroeste continuaron pujantes desarrollándose una vida agropecuaria a la manera romana. Son ejemplos las de El Pedregal (Andallón), las Murias de Beloño (Celero), la Isla (Colunga), Campo de Valdés (Gijón), Cabruñana (Grado), Pauzana (Lugo de Llanera), Viella o Monte las Murias (Lugones), Lillo (en el Naranco), Paraxuga (Oviedo), Boiddes (Villaviciosa), La Magdalena de la Llera (Santianes de Pravia), las Murias de Ponte (Soto del Barco), Pumarín (Tremañes), Torre Vieja (Valduno), Mamorana (Lena) y Villarmosén, que cuando el autor al que sigo escribió su obra se encontraba sin localizar. Se cita a Veranes (Gijón) sin más porque quizá su excavación es posterior, pero su pervivencia dio una basílica paleocristiana.

La de Campo Valdés, por ejemplo, contó con termas anejas que se nos han conservado, siendo parecidas en importancia las de Tremañes, Pumarín y de Serín y Jove. De la villa de Boides se conservan noticias en época medieval, contando también con termas independientes. En Vega del Ciego (Lena) se ha descubierto un plano parcial que pudo ser en época medieval el lugar llamado castello Memorama. Se han conservado cuatro piezas principales separadas de dos en dos por un corredor central; la habitación más cercana al ábside podría ser el triclinium, y algunos restos numismáticos y cerámicos se guardan hoy en el Museo Arqueológico de Oviedo.

En la ciudad de Oviedo pudo haber una villa de la primera mitad del siglo IV y en las proximidades de la capital, las villas de Folgueras (Lugones) y las de Liño, Villarmosén, Villamar y Constante, todas ubicadas en las faldas del monte Naranco, habiendo aportado la de Liño ciertos documentos epigráficos

En Tremañes de Abajo (Tineo) se han descubierto restos que delatan la existencia de una posible villa, e igualmente en Sobrerriba (Cornellana), todas ellas centros de explotación agrícola y ganadera cuyas actividades se extendieron, en algunos casos, a época visigoda. En Natahoyo, junto a Gijón, pudo haber otro centro de explotación agropecuaria, pues en las donaciones de reyes medievales se encuentran con frecuencia alusiones a villas como las de Vellio, Vones, Fozana, Gotos, Liédena o Arbolies.

La mayoría en la actual Asturias se encontraban en la región litoral o en los diferentes valles fluviales, donde han perdurado formas del trabajo agrícola indígena y romano. En la meseta, en cambio, se encuentran más mosaicos, pero tanto en unas como en otras (al norte o al sur de la cordillera Cantábrica) se ha dado un tipo de agricultura intensiva muchas veces en manos de mujeres, sobre todo entre los astures augustanos. La mano de obra, más que esclava, fue semiservil o mediante colonos con un mayor o menor grado de libertad económica, pero dependiente de la familia dueña de las villas.

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