El arroyo Pellejereo,
que algunos llaman río, bordea la villa de Torralba de Calatrava, entre Ciudad
Real y Daimiel, discurre de sur a norte hasta desaguar en el Guadiana, y muy
cerca de donde se juntan estos dos cursos de agua se encuentra el castillo de
Calatrava la Vieja, que se nota fue destrozado y reconstruido varias veces.
Desde Calatrava la
Vieja, en dirección sur y pasando por Ciudad Real, luego en dirección oeste, se
llega a Alcolea de Calatrava, y de aquí, otra vez pasando por la capital provincial,
a Almagro, que tiene como más importante su plaza de soportales con un largo
entablamento sobre el que se levantan dos cuerpos de viviendas. Al sur está
Granátula y más al sur Calatrava la Nueva con su castillo que fue además
convento, resultando el aspecto actual ruinoso, aunque interesante por las muchas
partes de que consta. En dirección noroeste está Caracuel, que cuenta también
con castillo ruinoso donde destaca la torre.
Estas tierras
manchegas, además de ser las centrales de la Orden de Calatrava, fundada a
mediados del siglo XII, fueron las que sufrieron, también, sublevaciones,
guerras y codicias entre unos y otros. Muchos de los de Calatrava la Vieja, por
ejemplo, contribuyeron a la sublevación de Omar Ibn-Hafsun contra los emires
cordobeses bastante antes de que existiesen los caballeros calatravos, entre
los siglos IX y X. Luego, dependiendo Calatrava la Vieja de los abasíes, a
mediados del siglo XII, los adalides de Toledo quisieron hacer incursiones en
tierra de los musulmanes, pero un caudillo de estos llamado Jarax les venció y
el principal de los adalides cristianos “fue a servir de adorno a una de las
almenas del castillo de Calatrava en donde estuvo algún tiempo meciéndose y
siendo del aire juguete despreciable”[i].
En el castillo
calatravo se hospedó el rey castellano Alfonso VIII tras la victoria cristiana
de las Navas de Tolosa (ahora en tierras jienenses) y distante unos cuarenta
kilómetros en línea recta. El castillo contaba con foso que quizá contenía agua, y aún hay muros y torres cuadrangulares además de la iglesia con forma de fortaleza,
que pasó de mezquita a iglesia y viceversa varias veces. Muy cerca, hacia el
este, se encuentra lo que queda del castillo de Salvatierra, el muro de una
torre sobre una formación rocosa que es la verdadera fortaleza, dominando la
llanura y las lomas más alejadas. En 1213 los cristianos tomaron dicho castillo
y lo entregaron a la Orden de Calatrava, quizá conservando algunos restos de
época romana.
En cuanto a Almagro, se
sabe que en 1273 se celebraron Cortes en la villa, y desde finales del siglo
XIII tuvieron aquí su sede los maestres de la Orden de Calatrava, en un palacio
que modernamente fue casino y luego cuartel, habiéndose hospedado en él el rey
Pedro I en 1355.
Volviendo al arroyo Pellejero y su confluencia con el Guadiana (punto donde se encontraba la Libatrum de la que habla Tito Livio) se cruzaban las calzadas romanas que de Andújar y Cazlona[ii], por Oreto[iii] y Almagro, de Mérida por Almadén, Caracuel y Alarcos, llevaban a Consuegra y Toledo. Oreto habría sido destruida por los musulmanes, junto a Mentesa, siendo sustituida aquella por Almedina[iv], y la segunda por Calatrava la Vieja, aunque sobre esto último no hay total acuerdo.
[i] “Paseo artístico por el Campo de Calatrava, obrita publicada a finales del siglo XIX por Rafael Ramírez de Arellano, académico de San Fernando entre otros méritos.
[ii] Cástulo, en el municipio jienense de Linares. Ha estudiado esto Aureliano Fernández Guerra.
[iii] Cerca de Granátula, hoy se encuentra un yacimiento de épocas visigoda y musulmana. Es la población que dio origen al término Oretania.
[iv] En el extremo sudeste de la actual provincia de Ciudad Real.
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