lunes, 12 de octubre de 2020

Enterramientos al norte de el Argar

 


Un estudio muy interesante muestra las prácticas funerarias realizadas durante el segundo milenio antes de Cristo por las poblaciones que habitaron en el sistema Bético valenciano, particularmente en el llamado Corredor de Villena, pero también en otras comarcas que no estuvieron influidas por la cultura del Argar. Para dichos territorios lo más destacado –dicen los autores del estudio- es el empleo de grietas o covachas para las inhumaciones, fuera de las zonas de hábitat.

El territorio estudiado abarca toda la provincia de Alicante y algunas zonas meridionales de la de Valencia, una superficie cercana a los 6.000 km2, configurándose el paisaje en forma de hoyas o cubetas geográficas de diferentes tamaños y morfologías, siendo una de las más destacadas la de Alcoi, de morfología irregular y atravesada por el río Serpis en un paisaje muy ondulado en los márgenes y más plano en el centro. A esta hoya se abren una serie de valles que le dan forma ramificada .

En Cocentaina, al norte de la provincia de Alicante, están la cova dels Coloms, considerada por algunos de habitación y por otros para enterramiento; también la cova del Piquet del Baladre, excavada pasada la mitad del siglo XX, y de ella proceden varios fragmentos de cerámica y de molinos, lascas y fauna, pero no han aparecido restos humanos; la cova de la Penya Banyada, en una de las laderas del Pic Negre, parece ser que no ha sido excavada, conociéndose solo un hacha de cobre y algunos fragmentos cerámicos.

En Alcoi, muy cerca de Concentaina, se encuentran la cova de la Boira, correspondiendo el nivel estratigráfico quinto a la Edad del Bronce. Se han encontrado dos fragmentos de cráneo humano junto con puntas de flecha de sílex, molinos y hachas de piedra, un diente de hoz y láminas de sílex; la cova del Cau de les Raboses, que fue escavada a mediados del siglo XX, localizándose a casi un metro de profundidad los restos de cinco individuos en posición fetal separados de lo que podría ser el ajuar. Además, molinos de piedra, fragmentos de cerámica, sílex, caracoles y cuentas de collar discoidales de piedra; y Mas del Corral es un yacimiento donde se encontraron restos de inhumaciones. Según J. Trelis, a quien citan Jover Maestre y López Padilla[i], existían dos niveles de enterramiento, correspondiendo los restos a dos individuos en el nivel superior y a varios grupos de huesos en el inferior. A finales de los años ochenta pasados se localizaron al menos restos de dos cráneos, uno de ellos infantil, así como otros huesos, cerámicas y algunos fragmentos de molinos.

En la gruta de les Llometes, también en Alcoi, se encuentran unos enterramientos –hasta seis inhumaciones- considerados de la Edad del Bronce, pero el material se halla en paradero desconocido, conservándose tan solo una laminilla de cobre o bronce. Al parecer los cadáveres estaban con las extremidades extendidas y los cráneos sobre vasijas cerámicas. En el mismo municipio el Barranc del Sint ha dado un enterramiento consistente en una inhumación en fosa abierta en lo más alto de una de las laderas del barranco, aproximadamente a un kilómetro de la boca de entrada al mismo. El esqueleto se hallaba sobre la roca en decúbito lateral derecho y, como único ajuar, al parecer, una mano de molino fragmentada situada junto al cráneo. Una capa de tierra de unos 50 cm. de espesor cubría éste enterramiento, a la que se superponía otra capa de tierra distinta de unos 20 cm. con cerámicas medievales.

M. S. Hernández, a quien citan los autores del estudio, consideró que se podía tratar de un enterramiento en cueva con niveles de habitación superpuestos, idea en la que insistió más tarde J. Vicens. En Alcoi también se encuentra Ull del Moro, con enterramientos que aparecieron en dos grietas situadas en la falda sur del cerro sobre el que se alza el poblado. En una excavación aparecieron dos cadáveres con sendas lajas aprovechando las paredes rocosas de la grieta. El ajuar constaba, al parecer, de un hacha de piedra pulida, una lámina de sílex y algunas conchas marinas. Otro enterramiento doble se localizó en una tercera grieta de 3 metros de profundidad y una boca de 2,50 por 0,70 metros. En su interior se halló el esqueleto de un adulto y el de un niño, y como único ajuar un colgante de piedra de color verdoso.

Los autores concluyen que frente a una sociedad de clases y expansiva como la argárica, con prácticas caracterizadas por la inhumación individual dentro del área de los poblados, con diferencias en los ajuares, las comunidades no argáricas por ellos estudiadas conservan sus códigos evidenciados en las prácticas funerarias en cueva o grieta –preferentemente dobles o triples y en ocasiones múltiples- cercanas al asentamiento de habitación. En algunos casos, estos últimos adoptaron como ajuares funerarios objetos de adorno en cobre, plata y oro como símbolos identificadores de las elites, teniendo su origen, no obstante, en los prototipos argáricos, con independencia de que se trate de manufacturas propias o adquiridas. Por el contrario las armas, auténtico símbolo de las elites del mundo argárico, no fueron adoptadas (que se sepa hasta el momento).


[i] Arqueología de la muerte”.

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