lunes, 26 de octubre de 2020

Hacerse rico siendo clérigo

 

                                            Falces (Navarra)  turisbox.com/lugares/?p=17244

Según ha estudiado M. Carmen Jiménez Zubiría[i], fue la carrera eclesiástica la que permitió a José de la Peña, clérigo del siglo XVII, hacerse rico. Nacido en 1592 en Valtierra[ii] de una familia de mesoneros, tejedores, molineros y un procurador, fue obispo de Ourense entre 1659 y 1663, pasando luego a la diócesis de Calahorra y La Calzada desde el último año citado hasta 1667. Se había ordenado sacerdote en 1617, habiendo estudiado en la Universidad de Valladolid  y luego en la de Irache; fue canónigo en Valladolid, consultor de la Inquisición, juez apostólico, gobernador eclesiástico, juez y examinador en Ávila, gobernador eclesiástico en la misma diócesis, provisor y vicario en Ávila y Valladolid y canónigo en Ávila. Tenía beneficios eclesiásticos, además, en Andosilla, Falces[iii] y Valtierra, y cuando había quedado vacante en 1633 un beneficio en ésta última, optó a él obteniéndolo contra las aspiraciones de un estudiante de artes ordenado de prima tonsura.

Se dedicó a la inversión en tierras, casas y censos; en 1633 adquirió una hacienda en Valtierra, en 1635 otra y en 1666 una tercera. Por su parte, M. Pazos Rodríguez señala que las rentas del obispado de Ourense ascendían de seis a siete mil ducados anuales, mientras que las de Calahorra 24.000 ducados. En 1666 fundó un mayorazgo con sus propiedades para favorecer, con el tiempo, a un sobrino suyo de nombre Francisco de la Peña, por el “particular amor y afición” que le tenía, pero Jiménez de Zubiría nos aclara que el tal sobrino no era precisamente un santo; de entre los numerosos actos de violencia en los que se vio incurso uno fue el enfrentamiento con un Baltasar Lesaca, aunque no se conocen los motivos, pero sí que Lesaca fue asesinado por Francisco de la Peña. Otros actos por su parte se resumen en sacar la espada amenazadoramente en la iglesia y en la casa de Ayuntamiento de una villa.

En el siglo XVII ya podían fundar mayorazgos los que no tuviesen títulos de hidalguía o nobleza, y aquí estuvo otra de las intenciones del clérigo José de la Peña, hacerse hidalgo oficialmente, porque los de éste título gozaban de una serie de inmunidades y privilegios, unos de tipo inmaterial y otros más prácticos, como no poder ser embargadas sus propiedades en caso de tener deudas civiles, así como la exención fiscal, entre otras, en tributos concejiles.

Pero tantos afanes y precauciones no evitaron que llegase el día de su muerte, en 1667, un año después de su última adquisición inmueble, como hemos visto. Los cabildos de Albelda y Logroño (colegiatas) se reunieron para establecer la forma del entierro (ante la inminencia de la muerte), así como las funciones que habían de hacerse en relación con su sepelio. Hubo ya desacuerdo en cuanto al lugar que el obispo había elegido para ser enterrado, a la entrada del coro de la colegial de Santa María la Redonda en Logroño. El cabildo de esta iglesia exigió que antes del entierro le fueran entregados 500 ducados de vellón, precio en el que había estipulado el valor de la sepultura.

Se pagó por su heredero dicha cantidad y el obispo fue enterrado donde deseaba cuando falleció. Además de en Logroño, la muerte del obispo tuvo mucha repercusión en otras localidades, una Calahorra, sede de la diócesis. También en Valtierra, donde tenía destinada una sepultura que el alcalde y los regidores habían acordado desde un año atrás en la iglesia parroquial.

Por su parte, el mayorazgo de los de La Peña perduró hasta mediados del siglo XIX, desarrollando los herederos del mismo una política matrimonial encaminada al aumento del patrimonio, por medio de casamientos con destacados linajes.



[i] “Aproximación biográfica a la figura de D. José de la Peña García…”.

[ii] Al sur de Navarra.

[iii] Las dos villas al sur de Navarra, cerca de Valtierra.

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