En una fecha posterior al año 865, cuando las tierras del norte de la actual provincia de Zamora ya habían pasado a poder cristiano, se fundó un monasterio en las inmediaciones de lo que hoy es Ayoó de Vidriales, a una altitud aproximada de 800 m. sobre el nivel del mar.
Augusto Quintana Prieto[i],
que ha estudiado los orígenes y evolución de dicho monasterio, considera que
debió ser obra propia de la repoblación que se llevó a cabo una vez se liberó
la zona del poder musulmán. Éste autor recurre a documentos originales y a
fuentes historiográficas para indagar en la época de su fundación, descartando
que fuese Fructuoso, originario de El Bierzo, el que la llevase a cabo. Debió
de alcanzar cierta importancia en cuanto al número de sus monjes, pues a
finales del siglo IX, trece de ellos se dirigieron “hacia las montañas de El
Bierzo, para iniciar la restauración de San Pedro de Montes”[ii].
Lo cierto es que durante el siglo X el monasterio de Ayoó
pasó por momentos de decadencia e incluso de apagamiento total, lo que llevó a
la infanta Sancha[iii], en el
siglo XII, a donarlo a los monjes de Castañeda[iv].
Aunque en el año 984 Ayoó fue destruido en una de las razias de al-Mansur, la
decadencia venía de atrás y se prolongó hasta la decisión tomada por la infanta[v].
Pero a mediados del siglo XII el monasterio se repuso de la ruina a partir de
que el rey Alfonso VII estableciese el coto del mismo con sus límites: “Os doy
[a ciertos monjes]… aquel monasterio de Aio, que está en Vidriales… con todo su
coto… desde el lugar sagrado que está sobre Carracedo de Vidriales y sobre el
Castro Dunia y mi perotario[vi]
de Montura, y por la encrucijada de Santa Elena, por la peña de Quelada y por
encima de Fuenteencalada”.
Quintana Prieto hace, en la obra citada, un estudio de la
sucesión de abades, de las dificultades y pormenores que tuvieron. Ayoó, que
fue benedictino, pasó más tarde a poder de los templarios que, “extinguidos…
pasó a parroquia secular, y hoy lo es; y la villa es de los condes de Alba de
Liste”[vii].
Volviendo atrás, ante la apropiación de Ayoó por los
templarios, los monjes de San Martín de Castañeda protestaron ante el papa
Lucio III[viii],
interviniendo éste dando la razón a los de Castañeda, lo que de nada sirvió
porque los templarios siguieron poseyendo Ayoó hasta que se extinguió la orden
y el monasterio zamorano volvió a su antigua observancia. Antes de que el lugar
fuese propiedad de los Alba de Liste lo había sido de los señores de Alcanicez
(debe ser Alcañices).
No fue larga la vida de éste monasterio; ni siquiera fue continuada por encontrarse en ese “desierto estratégico” al que se ha referido Sánchez Albornoz y que ha sido discutido por algunos historiadores. La dificultad inherente a todo mantenimiento monástico, las incursiones musulmanas, las desavenencias entre órdenes monásticas (una de ellas militar), llevaron a la ruina al modesto monasterio de Ayoó, que pasó por algunos años de dependencia respecto de Castañeda…
[i] “El monasterio de Ageo”.
[ii] Al oeste de la actual provincia de León (Montes de Valdueza), en el municipio de Ponferrada. Habría sido fundado por Fructuoso.
[iii] Hija de la reina Urraca.
[iv] Noroeste de la actual provincia de Zamora.
[v] Hay un interesante artículo de H. Salvador Martín titulado “La infanta doña Sancha Raimúndez y la conjura de Grajal”.
[vi] Quintana Prieto dice que en el documento del rey aparece el término “peroctarium”, diciendo no saber su significado.
[vii] El autor cita aquí a Alonso de Carracedo (no sé si se trata de Ambrosio Alonso, cisterciense del siglo XVIII, al que se debe una importante obra).
[viii] Nacido a finales del s. XI, falleció en 1185 en Verona, donde había convocado un concilio para condenar a los cátaros, valdenses, etc.
Fotografía: capitel de Ayoó (masvalevolando.blogspot.com).
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