Sierra de Los Filabres
Alonso de Palencia es el cronista de la guerra de Granada cuyo fin se relata aquí. Nacido en 1423, falleció en Sevilla en 1492, poco después de caer en manos cristianas todo el reino nazarí de Granada.
A la rendición de Baza siguieron, bajo iguales condiciones, otras ciudades y villas, como Purchena[i], que estaba bien defendida; Tabernas[ii], Serón[iii] y otros poblados bien amurallados, así como aldeas difíciles de acceder por las escabrosas montañas de Filabres[iv] y de Bacar[v]. De la mayor parte de ellas tomó posesión el conde de Tendilla, Íñigo de Mendoza[vi].
Estando ya los
musulmanes en el arrabal de Baza, los reyes entraron en la ciudad, consagraron
la iglesia que durante casi ochocientos años había sido mezquita mayor, oyeron
varias misas y dejaron de guarnición 500 caballos y 1.000 peones con víveres
suficientes para muchos meses. Allí comprobaron los reyes la enorme cantidad de
vituallas que tenía Baza: trigo, cebada, legumbres y de todo lo necesario para la
vida. Incluso hubo 150 jinetes musulmanes que pidieron soldada a los reyes para
ponerse a su servicio.
Los demás marcharon a
Guadix para ponerse a las órdenes de Audelí[vii],
que los destinó a la guarnición de Vera[viii],
y Audelí salió de Guadix en dirección a Almería, preparándose para entregar
esta ciudad en cuanto los reyes Isabel y Fernando llegasen a ella.
Allí llegó el rey
Fernando con parte del ejército y los pendones de algunas ciudades de Andalucía,
como Sevilla y Jerez; en Serón prohibió que los musulmanes fuesen situados
cerca de las huertas, por temor a que cortasen árboles o hiciesen otros
destrozos. Se cuidó también de que se respetasen las huertas de Prúgena,
donde acampó el ejército, desencadenándose al día siguiente una tormenta. El
resto del ejército, mandado por el marqués de Cádiz, no pudo atravesar las
montañas, y como los soldados padecían una gran sed, mandó ir haciendo hogueras
para que la nieve de las montañas se fundiese, recogiendo el agua en vasijas y
logrando así sobrevivir.
Luego el rey Fernando
entró en Tabernas con su ejército, entregándose las tropas a todo tipo de
desmanes, y poco después acampó cerca de Almería, donde estaba el citado
Audelí. El rey llevó consigo al maestre de Santiago, Alfonso de Cárdenas, y al
marqués de Cádiz, mandando al comendador Gutierre de Cárdenas que fuese a
Almería al encuentro de Audelí y que lo trajese al campamento cristiano.
El rey moro vino con una comitiva de solo doce caballeros, y al ver a Gutierre lo acogió amablemente, escuchándole por medio de un intérprete. Cuando Audelí estuvo en presencia del rey Fernando se postró para besar su mano, pero este rehusó tal ceremonia, ordenándole que montase en su caballo, por lo que el moro besó su propia mano en señal de humillación. El rey cristiano invitó al musulmán a entrar en su tienda donde le invitó a los manjares que estaban preparados, acompañándoles numerosa comitiva de pie. Uno era el marqués de Villena, Diego Téllez Pacheco, otro el de Tendilla, y también estaba allí Álvaro de Bazán y Garcilaso. Concluido el banquete, Audelí se levantó para volver a la ciudad de Almería y disponer lo conveniente para su entrega, siendo acompañado por una pequeña tropa del rey cristiano.
El día 22 de diciembre,
siguiente al del banquete citado, todo el ejército, por orden del rey Fernando, "formó sus batallas delante de los reales", aguardando el momento de la entrega
de Almería. Audelí permitió que se enarbolase la cruz y el pendón de
Santiago, no reprimiendo los cristianos que allí estaban sus lágrimas, según la
crónica que sigo aquí. Cuando el rey Fernando entró en la ciudad le salieron al
encuentro los faquíes (santones musulmanes que vivían de la limosna) y otros
principales de la ciudad para besar sus pies y las manos al vencedor.
Luego, consagrada en la
iglesia la mezquita del Alcázar, el rey oyó misa que celebró el clero con gran
pompa. Ese mismo día llegó la reina con su primogénita Isabel y el séquito que
le correspondía, compuesto por prelados (cardenal Pedro de Mendoza, el obispo
de Ávila...) y escuadrones. Se adelantó a su encuentro el rey acompañado
de Audelí, que recibió con las mismas ceremonias a la reina.
La crónica dice que los presentes no vieron en los semblantes de los labradores moros ni en los vecinos de Almería, en el momento de la entrega, señal alguna de tristeza o pesadumbre, sino que más bien mostraron alegría y dieron muestra de afabilidad, pero esto puede ser más bien apreciación interesada por parte del cronista. Luego fueron entregadas Almuñécar y otras poblaciones obedientes a Audelí, faltando solo que se procediese la entrega de Granada por el rey Boabdil.
[i] En el interior de la actual provincia de Almería.
[ii] Al sur de la provincia de Almería pero no en la costa.
[iii] Al oeste de la provincia de Almería, cerca de Purchena.
[iv] En un sentido longitudinal divide la provincia de Almería antes de llegar a las llanuras orientales.
[v] Es una estribación de la anterior.
[vi] Nacido en Guadalajara en 1440, murió en Granada en 1515. Nieto del poeta Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana. Tendilla está en el suroeste de la actual provincia de Guadalajara.
[vii] Llamado por los cristianos El Zagal, fue hermano de un rey granadino y sobrino de Boabdil.
[viii] Al Este de la actual provincia de Almería.
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