Dice José Rodríguez
Labandeira[i]
que lo que se restauró en Francia el año 1814 no fue la monarquía absoluta sino
“La Maison de Bourbon” en el trono de Francia, cuando los ejércitos aliados
obligaron a abdicar a Bonaparte. El favorecido por dicha restauración fue el
hermano Luis XVI, de nombre Luis Estanislao, que había abandonado Francia el
mismo día que intentó huir el rey citado en junio de 1791.
Luis Estanislao vivió
en Coblenza, Westfalia, Verona, Turín, Riga, Varsovia, en Suecia, y en
Inglaterra desde 1807. Cuando fue ejecutado Luis XVI, Luis Estanislao se
proclamó Regente del reino e hizo público el Manifiesto de Ham (enero de 1793),
donde decía querer restaurar la monarquía borbónica “sobre bases inalterables”[ii].
Cuando en 1795 murió el Delfín[iii],
confiado a un zapatero para su educación republicana, Luis Estanislao se
proclamó rey. A partir de este momento es la historia de una paciencia notable
por parte del que luego sería Luis XVIII.
Vencido Bonaparte en
Leipzig (1813), por el Tratado de Chaumont[iv]
se comprometieron Austria, Prusia, Rusia y Gran Bretaña para acabar con el
poder del corso. De nuevo a las armas, Marmont[v]
firmó la rendición de París y Bonaparte se retiró a Fontainebleau. Talleyrand,
que había sido su ministro de Exteriores, recibió al zar Alejandro I en París y
decidieron convocar al Senado para que creara un Gobierno provisional y
decretase la prisión del emperador, a lo que se unió el Cuerpo Legislativo[vi].
El Senado votó una
Constitución y el Cuerpo Legislativo le secundó: la forma de gobierno sería una
monarquía hereditaria y se llamaba a Luis Estanislao como rey de Francia.
Cuando este entró en Francia una delegación del Senado fue a su encuentro para
que aceptase la Constitución, pero Luis Estanislao respondió con la Declaración
de Saint-Ouen[vii],
aunque el nuevo rey no se oponía al contenido sino a la exigencia de que fuese
él quien otorgase la Carta a la nación.
Para Luis Estanislao su
monarquía era de origen divino (lo que se hizo constar en el preámbulo) pero
reconocía cierto liberalismo que diese estabilidad a su régimen: libertades
públicas y derechos individuales, independencia de los tribunales, etc. Una
comisión de pocos legisladores elaboró esta nueva Constitución (1814) por la
que el rey detenta el poder ejecutivo, la iniciativa legislativa y el derecho
de veto sobre el legislativo (una de las Cámaras sería nombrada por el rey y la
otra elegida por sufragio censitario muy restringido). Los jueces serían
inamovibles y, en teoría, todos los franceses serían iguales ante la ley; se reconocía el
derecho a la propiedad privada, la libertad de cultos, la libertad de imprenta
para publicaciones “de más de 20 pliegos” y una relativa libertad de prensa,
ley que fue redactada por Guizot. Una solución de compromiso que no satisfará a
los liberales con el resultado del fin de la dinastía en 1830.
Rodríguez Labandeira
habla de “dos Francias”, llevándose a la desmovilización de los ejércitos, la
proliferación de actos expiatorios como el del aniversario de la ejecución de
Luis XVI, o el temor de los compradores de bienes desamortizados ante las
reclamaciones de sus antiguos propietarios, lo que generó alarma y desconfianza
porque la antigua nobleza era incapaz de asimilar los nuevos tiempos tras la
Revolución.
Bonaparte consiguió
poner pie en Cannes[viii]
en marzo de 1815 y, en la prensa, Benjamín Constant denunció qué representaba su
regreso, pero el Gobierno fue incapaz de cortarle el paso y Francia estuvo al
borde de una guerra civil. El rey lanzó un discurso a la Cámara prometiendo
defender la Constitución hasta su muerte pero poco después volvía a huir del
país. Bonaparte entraba en ese momento en las Tullerías y daba comienzo el “imperio
de los cien días”.
Se redactó entonces el
Acta Adicional a las Constituciones del Imperio[ix], en cuyo artículo 2º se decía que “el Poder legislativo es ejercido por el
Emperador y por dos Cámaras”; en el 6º se establecía que los miembros de la
familia imperial eran pares por derecho…; en el 33º que la industria y la
propiedad manufacturera y comercial tendrían una representación especial; se
regulaban los impuestos, la responsabilidad de los ministros, y el Emperador
nombraría a todos los jueces…Entre los artículos 59º y 62º se establecía que “los
franceses son iguales ante la ley”, que nadie podría sustraerse a los jueces
así como nadie podría ser perseguido, detenido, arrestado ni exiliado si no era
en los casos previstos en la ley, así como se garantizaba la libertad de culto,
y no podía faltar que “todas las propiedades poseídas o adquiridas en virtud de
las leyes y todos los créditos sobre el Estado serían inviolables".
La derrota de Bonaparte
en Waterloo dio al traste con tantos esfuerzos y la monarquía borbónica se
impuso de nuevo con Luis XVIII al frente; un reinado muy torpe de su sucesor
llevaría a la revolución de 1830. Francia entraba en otra etapa de su historia
política pero no muy distinta de la anterior, incluida la bonapartista.
[i] “Francia liberal (1814-1870)”.
[ii] Véase nota i. En la obra citada se basa el presente resumen.
[iii] Luis Carlos, hijo de Luis XVI, fue arrestado en 1791 (era un niño) y proclamado rey por los monárquicos cuando el rey fue guillotinado en 1793, pero no reinó de forma efectiva. El que Luis Estanislao adoptase el nombre de Luis XVIII da a entender que se reconoce el “reinado” de Luis Carlos aunque solo nominalmente.
[iv] Nordeste de Francia.
[v] Militar que ordenó la retirada de las tropas a sus órdenes y llegó a un acuerdo con los coaligados, lo que llevó a Bonaparte a la abdicación.
[vi] Senado y Cuerpo Legislativo son dos de las instituciones legislativas en la época del primer imperio pero no las únicas.
[vii] Hoy en la aglomeración parisina.
[viii] Costa sureste de Francia.
[ix] Un prólogo y 67 artículos.
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